martes, 23 de diciembre de 2008

El Rey, el Profeta y el Sacerdote metidos en una cueva

Nos narra la historia de Primera de Samuel 22 (todo el capîtulo) que cuando Saûl querìa asesinar a David por celos, êste se fue a refugiar a la Cueva de Adulâm. Adulam significa en hebreo "lugar cerrado", y nos dice la historia que allî en donde estaba David llegô el profeta Gad, y el sacerdote Abiatar a apoyarlo, asî que, TODAS LAS FIGURAS DE ADORACION que representaban a nuestro Señor Jesûs estaban LEJOS del verdadero lugar de adoraciôn, o sea lejos de un templo, lejos de un tabernâculo, lejos de un lugar sagrado.... Y con esto mâs: "todos los afligidos, todos los endeudados, y todos los que se hallaban en amargura de espîritu estaban con ellos" (Primera Samuel 22:2).

¿Quê nos muestra esto? Una primicia de lo que Jesûs le dijo a la Samaritana en Juan 4:21: MUJER, CREEME, QUE LA HORA VIENE CUANDO NI EN ESTE MONTE NI EN JERUSALEN, ADORAREIS A DIOS. ¿Por quê? Porque a Dios, sigue diciendo Jesûs, se le adora en Espîritu y en Verdad (ver el verso 23).

No es en grandes templos, no es en fastuosos escenarios que encontramos a Dios, todos sabemos que Dios es sencillo, por eso nos pide que seamos sencillos como palomas (Mateo 10:16); todos sabemos que Dios es humilde, por eso resiste a los soberbios y da gracia a los humildes, y por eso nos llama a que seamos humildes (Primera de Pedro 5:4-5). La famosa Cueva de Adulam, un lugar encerrado, fue donde Dios bendijo al Rey, al Profeta y al Sacerdote. Hoy, con la crisis moral que nos rodea, con la crisis espiritual que nos golpea, con la crisis econômica ahogando a todo el mundo, con la crisis de valores que vemos, preguntamos ¿No serâ mejor meternos a la Cueva de Adulam (un nuestro lugar cerrado e întimo) a buscar a Dios? Sobre todo si estamos afligidos, si estamos endeudados, o si estamos con el espîritu afligido o amargado?