jueves, 21 de enero de 2010

Ordenes específicas... resultados específicos.

La idea en general, tanto del mundo como de muchos creyentes, es el hecho que Dios es bueno, tan bueno, que nunca va a castigar a alguien o nunca lo va a mandar al fuego eterno del infierno. Pensar así, o creer así, es un error muy grande. En toda la historia del pueblo de Dios, nosotros podemos comprobar que Dios es bueno, es misericordioso, es paciente, es manso, es humilde a pesar de su condición de superioridad con respecto al hombre, pero también podemos comprobar que es severo, es rígido, y es inamovible con rescto a sus juicios y castigos.

Vemos desde el principio cómo por una desobediencia sacó a Adán y Eva del Edén; vemos cómo por un pecado condenó a Caín al destierro; vemos cómo por una desobediencia la esposa de Lot se convirtió en estatua de sal; vemos cómo por una desobediencia Saúl perdió el reino; vemos cómo por una desobediencia y un pecado la espada no se apartó jamás del linaje de David. Analizando la vida de Saúl vemos no solamente éstos conceptos, sino el por qué de esos conceptos. Cuando Dios le da la orden a Saúl de atacar a los Amalecitas le dice: "Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y NO te apiades de él; mata a los hombres, mujeres, niños, y aun a los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos" (1era. Samuel 15:3).

Y vemos que Saúl no lo hizo, sino que salvó la vida del rey Agag y lo mejor de sus ganados (verso 9), esa desobediencia le trajo a Saúl la consecuencia de perder el reino, y más tarde al final de su vida, perderla a manos de un amalecita. Nos preguntamos ¿Si Dios es bueno por qué mandó matar a los ancianos y a los niños? Pues porque al crecer los niños eran enemigos en potencia al ser instruidos por los ancianos, acerca de quién o quiénes habían asesinado a sus padres. Tal y como le sucedió a Saúl. Dios es bueno, es paciente, es misericordioso, pero también es severo cuando da una orden. Tenemos que estar atentos a lo que Dios nos pide, nos ordena o nos exige, pues si no la cumplimos al pie de la letra, no solamente podemos perder nuestro reino sino también la vida física. Con el Señor las ordenes específicas nos traen resultados específicos.