domingo, 14 de febrero de 2010

Cuando os lo digan... No salgáis ni creáis.

La vida que estamos llevando en éstos días, ha llegado a ser casi insoportable por uno o por otro motivo. Platicábamos uno de éstos días con un amigo de hace muchos años, y nos admirábamos de la situación actual del mundo y del hombre en sí. El nos decía: "Cuando eramos pequeños había ley, había orden, había un poco de más justicia. Hace apenas unos cuántos años morían en las calles los asesinos, los ladrones, los malechores, ahora los que mueren casi siempre son los que vivimos descentemente, aún y cuando no salgamos de nuestras casas, pues estamos desprotegidos ante la maldad humana".

Así, todos aquellos que tenemos un poco de conocimiento de Dios, y de su anhelada promesa de la venida gloriosa de su Hijo, pidimos a gritos que venga pronto. Pero tenemos que tener cuidado. Jesús, consciente de las cisrcunstancias que iban a rodear su venida nos dejó dicho: "Cuando os digan: Está en el desierto... no salgáis ni creáis" (Mateo 24:26). Meditando uno de éstos días en éste pasaje nos decíamos a nosotros mismos: ¿Cómo podemos confundirnos o creer tal situación, si primero, no en todas las naciones hay "desierto", y aún que lo hubiera, quién predica en un desierto? Como decimos, investigando un poquito encontramos que la palabra utilizada por Jesús en éstos pasajes para "desierto", tanto en Hebreo (midbar) como en Griego (eremos), entre sus signigficados están los siguientes: Tierra inhabitada, persona que está desprovista de la desprotección del conocimiento, de las amistades y de parientes. Esto, nos aclaró el panorama.

Jesús no estaba hablando de un "desierto físico", estaba advirtiéndonos de un "desierto espiritual". Nos explicamos, cuando una persona NO tiene a Cristo en su corazón es como tierra deshabitada, Cristo mismo dijo: "Dejad que los MUERTOS entierren a sus MUERTOS". Y, cuando una persona no tiene a Cristo en su corazón es una persona desprovista totalmente de amigos sinceros; desprovista totalmente de conocimiento sano, quizás es un profesional muy exitoso pero con un éxito vacío; y es como que no tuviera parientes o familiares, pues los familiares en la carne no representan el mismo significado que los familiares en el espíritu. Cuidémonos pues, no porque lo digamos nosotros, sino porque lo dijo Cristo: "Mirad que nadie os engañe porque vendrán MUCHOS en mi nombre, diciendo YO SOY EL CRISTO, y harán hasta harán milagros y prodigios... pero son falsos" (Mateo 24:5).