jueves, 22 de octubre de 2009

Dadles vosotros de comer.

Siempre nos ha parecido en lo personal, muy curioso que Jesús vino para una misión por demás espiritual, el hecho de dar a la humanidad una oportunidad de salvarse de las consecuencias del pecado. Sin embargo, siempre estuvo pendiente de que la gente que lo rodeaba tuviera qué comer en lo material. Parececiera algo tan intrascendente, o, algo tan trivial comparado con la vida eterna, pero es un hecho que estuvo pendiente de la comida. Eso nos debiéra de dar una lección.

Cuatro mil personas lo siguen durante una jornada de predica, y Jesús les da de comer (Marcos 8:9); luego son cinco mil sin contar mujeres y niños y también piensa que antes de despedirlos, hay que darles de comer (Mateo 13.21). Piensa en la Pascua y lo primero que piensa es en un lugar seguro para comer (Marcos 14:14). Jesús muere y luego de resucitar lo primero que hace cuando ve a sus discípulos por primera vez es ir y comer con ellos (Juan 21:4-5). En Mateo 25:31-45 cuando nos habla Jesús del juicio a las naciones, dice que va a premiar a algunos y castigar a los otros, porque compartieron o no comida con los pobres y necesitados.

La pregunta es ¿Siendo que Jesús venía a una misión tan importante, como lo era rescatar al hombre, por qué preocuparse tanto por la comida material? Creemos, y por ello lo predicamos y tratamos de practicar, que el compartir comida con un pobre, no sólo nos sencibiliza, nos hace recordar las grandes maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas, sino nos hace parecernos a EL con el hecho de pensar en los más necesitados. Y, como si fuera poco el darnos la oportunidad de parecernos a EL, nos da promesas de bendición por compartir con el necesitado: "A jehová le presta, quien da al pobre... y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar" (Proverbios 19:17). No nos olvidemos de dar de comer a los necesitados.