jueves, 1 de octubre de 2009

¿Para qué poner los ojos en los negocios de éste mundo?

Sí, ¿Para qué vamos a ser ciegos y necios en poner los ojos en los negocios de éste mundo, cuando Jesús vino a derramar su sangre para que fuéramos ciudadanos de un mundo eterno? Cuando Jesús anduvo por ésta tierra dijo: "No os hagáis tesoros en la tierra, en donde la polilla y el orín corrompen, y en donde ladrones minan y hurtan, más bien, hacéos tesoros en los cielos" (Mateo 6:19-20).

¿Cuál es el afán por tener más poseciones que otros? ¿Cuál es el afán por acumular dinero, más que otros? ¿Qué ganamos con tener armarios llenos de ropa que ya no usamos? ¿Qué gana alguien con tener diez chaquetas en lugar de cuatro? ¿Qué gana alguien en tener cincuenta pares de zapatos en lugar de tener diez ú ocho? ¿Cuando un ladrón puede entrar y llevarse todo? ¿Cuando la humedad puede llegar a podrir todo lo que tenemos? ¿Cuando la polilla y el orín lo pueden ehcar a perder? Jesús no nos pide que andemos desnudos, EL mismo no lo hizo; Jesús no nos pide que andemos errantes y que vivamos en las calles, EL mismo no lo hizo; Jesús no nos pide que nuestro dinero no lo utilizemos en nuestro bien estar, EL mismo no lo hizo; Jesús no nos pide que acumulemos riquezas, EL mismo no lo hizo. Pero sí nos pide que de lo mucho que recibimos, compartamos con otros, El mismo SI lo hizo.

Si tan sólo discirniéramos por un momento que la promesa que Jesús nos vino a hacer NO fue: "Seguidme y poseeréis TODO en la tierra", sino más bien fue: "Seguidme y tendréis vida eterna, conociendo al Padre" (Juan 17:3 y 1era. de Juan 2:25). ¡Esa es la promesa! Cualquier líder religioso, cualquier líder espiritual que promulgue OTRA promesa de Cristo, como dijo Pablo: "No está predicando el evangelio de Jesucristo, sino OTRO evangelio" (2da. Corintios 11:4). Jesús vino para que tuviéramos paz y para que tuviéramos la entrada a un reino eterno, pero tenemos que tener paciencia al seguirlo, pues la mayoría de sus promesas son para la otra vida, no precisamente para ésta. Aún y cuando esto no implica, que aquí, tengamos que estar sometidos y necesitados siempre, pero sí entender que en ocasiones la veremos difícil.