lunes, 4 de mayo de 2009

Para que vuestro gozo sea cumplido.

Todo el mundo quiere ser felíz, no he conocido en 56 años de vida, una persona que se levante cada mañana pensando o diciendo: "Ojalá hoy sea el día más desdichado de mi existencia", al contrario, cada persona que he conocido durante éstas casi 6 décadas se levanta con el pensamiento de que: "Hoy es el día que he esperado toda mi vida para salir adelante". Es parte del ser humano, de la naturaleza humana, el querer superarse, el querer salir de donde se ha estado o el mejorar la situación en la que hemos nacido. Ciertamente en ocasiones es por egocentrismo, pero los que de Dios hemos recibido la gracia para procrear hijos y tener una familia, lo queremos y lo hacemos por ellos. La Escritura dice: "Porque si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, entonces ha negado la fe... y es peor que un incrédulo". (1era. Timoteo 5:8).

Alguno se preguntará ¿Qué hace que una persona ya retirada o a punto de hacerlo, madrugue todos los días para mandar un mensaje a personas, muchas de las cuales no conoce personalmente, acerca de la Escritura? Bueno, la respuesta es que durante la mitad de esos 56 años exactamente, esa persona ha visto y ha oído lo que Dios ha hecho en su vida y en las vidas de personas cercanas a él. Juan el Apóstol de Jesús, Aquél a quien Jesús llamó el Amado, lo escribió de ésta manera: "Lo que era desde el principio, lo que hemos visto, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos palpado con nuestras manos tocante al Hijo de Dios, de eso os escribimos hoy" (1era. de Juan 1:1-3).

Y ¿Para qué? Simplemente para que: 1) Lo conozcáis y tengáis comunión con él, también vosotros (verso 3); 2) Para que vuestro gozo también sea cumplido (verso 4); 3) Para que sepan que EL (Jesús) nos limpia de todo pecado (verso 7); 4) Para que sepan que EL (Jesús) siempre está disponible y dispuesto para nosotros (verso 9); 5) Para que sepan, que Jesús está anhelante de defendernos de las acusaciones de satanás, delante de Dios Padre (capítulo 2, verso 1). Por todos estos motivos, es que, una persona que no conoce a otra personalente, se levanta muy de mañana para mandarle un mensaje... para que su gozo tambíen sea cumplido.