sábado, 23 de mayo de 2009

Oh, si el me besara con besos de su boca.

Muchos detractores de las Escrituras, por siglos han expresado su opinión negativa y destructora en contra del precioso libro: El Cantar de los Cantares. Han promulgado que es un libro indecente y promiscuo, y hasta hay quien ha dicho que es un libro de relatos y hechos pornográficos. Lo único que han podido demostrar con ello, es su desconocimiento de Dios y la falta de trato con el mismo. La frase con la que hoy titulamos el mensaje continúa así: "Porque mejores son sus amores que el vino" (El Cantar de los Cantares: 1:2).

Todos los que hemos conocido a Dios durante la existencia de la humanidad, todos sin excepción alguna podemos decir que en el tiempo de la prueba, en el tiempo de dolor, en el tiempo de la angustia, en el tiempo del luto... mejores han sido sus besos y sus amores, que cualquier otro consuelo que pudiéramos haber recibido. La familia, los amigos, los conocidos nos acompañan en los tiempos malos, pero esas caricias que recibimos de Dios, esa compañía invisible pero sencible, esa paz interna, ese abrazo que no vemos pero que sentimos en los momentos de soledad, esos son los besos de su boca y la caricia amorosa que nos hace seguir adelante aun y cuando todo mundo nos abandonara.

Por ello, Salomón más abajo en éste capítulo (verso 4) dice: "Nos gozaremos y alegraremos en ti; nos acordaremos de tus amores MÁS que del vino". Esto implica que es mejor ahogar nuestras penas y angustias de rodillas, que ahogarlas con vino mundano. Entonces preguntamos: ¿Cómo puede alguien pensar que el consuelo que Dios nos da sea indecente, promiscuo o pornográfico? Solamente alguien que no ha tenido el privilegio de pasar una pena, una necesidad, una angustia... sin sentir ese aliento con aroma de rosas de Nuestro Padre celestial.