sábado, 12 de septiembre de 2009

Que vuestra libertad no sea tropezadero.

Pablo dijo en una ocasión: "Todo me es lícito, más no todo conviene". Esta expresión la hizo en el contexto de que debemos de estar conscientes que siempre habrá cristianos más maduros que nosotros, y que siempre habrá cristianos tiernos o recienacidos alrededor nuestro. Y, por simple lógica, el nivel de conocimiento, y sobre todo, de entendimiento de los negocios del Señor será distinto en esos niveles.

Pablo no era el único apóstol que creía esto, vemos en la epístola primera de Juan, en el capítulo 2 (completo), que Juan se refiere a los miembros de la iglesia de Dios con ese mismo pensamiento a unos los llama "hijitos", a otros los llama "jóvenes, y a los otros "padres". Entendiendo pues, que el nivel de conocimiento y entendimiento de éstos tres grupos es diferente, podemos comprender mejor el por qué, Pablo nos pide que seamos prudentes en lo que hacemos. Pues el efecto no es igual para cada quién. Si usted es una persona que ya está en el nivel de "padre", podrá comer o tomar algo que para una persona que está en el nivel de "hijito" no sea comprensible, entonces sea prudente delante de él. Pablo, aquí, tampoco está incitando a la hipocrecía. Simplemente nos está indicando "prudencia". El mismo decía que era como sin ley para los sin ley, pero con ley para los que conocían la ley, y eso, no lo hizo un hipócrita.

Estemos en el nivel en el que estemos, seamos prudentes, para que el "padre" no dude; para que el "joven" no se confunda; para que el "hijito" no aprenda mal; y sobre todo, para que el "gentil" no crea que la vida en los caminos de Dios es "igualita que en el mundo... sólo qué, allí se menciona a Dios". Que lastimosamente es la imagen que hoy damos. Evitemos entonces que nuestra libertad sea el tropezadero para los que aún no conocen a Jesús (1era. Corintios 8:9).