viernes, 8 de enero de 2010

Fuerte, pero sólo contra el mundo.

Otro de los jueces de Israel fue Sansón, famoso por su descomunal fuerza. Admirables las proezas que hizo durante su vida, pocos hombres o quizás ninguno con la fuerza de Sansón ¿Qué hombre desarma las puertas gigantes de una ciudad y las lleva a lomo por el camino? ¿Qué hombre mata a un león a mano limpia? ¿Qué hombre tiene la fuerza y la resistencia para matar a otros mil en un combate?

Dios nos ha dado a todos y cada uno de los que le seguimos, un don, un talento, un llamamiento, y éstos, son "irrevocables" lo que quiere decir que cuando Dios los da, no los quita nunca más, aún y cuando cometamos errores o los utilizemos mal. El asunto es que, el resultado de utilizarlos bajo su cobertura trae "consecuencias diferentes" a utilizarlos por cuenta propia. De Sansón podemos sacar un sin fin de lecciones, buenas y malas, entre las buenas encontramos las siguientes: a) No tuvo miedo de pelear sólo contra los enemigos de Dios y de su pueblo, los filisteos. b) Nunca bebió vino, ni sidra por lo que se mantuvo sobrio toda su vida. c) Fue muy respetuoso de la relación padre-hijo, al extremo que siendo ya hombre maduro pidió a su padre le acompañara a pedir esposa. d) Era tan respetuoso de Dios que cuando clamaba, el Espíritu de Dios lo visitaba. e) Siempre veló por su pueblo.

Pero entre las cualidades malas o negativas tenemos las siguientes: a) Cometió uno de los errores más graves para Dios, que fue el hecho de poner sus ojos en mujeres que no eran de su sangre y de su tribu. b) Jugaba con su don, con su talento, con su llamamiento, su fuerza, especialmente con Dalila. c) Cuando combatía a sus enemigos lo hacía con ira, pues no buscaba solamente la paz de su pueblo sino venganza personal. Y, acaso, la lección más importante que nos deja la vida de Sansón es el hecho de que: "Cuando vamos sólos contra el mundo, utilizando a discreción personal el don, el talento, el llamamiento que Dios no ha entregado, perdemos la visión (en el caso de Sansón es reflejado en la pérdida de sus ojos)de lo que Dios desea para nosotros. Y entonces, aún y cuando seamos parte de una congregación muy grande, perdemos la también misión que Dios nos ha encomendado.