martes, 9 de marzo de 2010

Aguas hurtadas y pan comido en oculto...

Cuando en el Salmo 9 se nos habla de las características y las "cualidades" de la mujer extraña, de aquella que sale a la puerta de su casa para ver y analizar a quién engaña, se nos dice que: "a cualquier simple y a cualquier falto de cordura le dice: "ven acá". Y para quienes caen en sus redes la Palabra de Dios acompaña éste comentario: "Las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido en oculto es sabroso" (Salmo 9:13-18).

Cuando un hombre o una mujer caen en adulterio, el ego y la vanidad no le permiten darse cuenta del engaño en que han caído. Especialmente en los tiempos de la juventud, la ceguera es mayor. No se alcanza a ver que esas aguas que parecen dulces traerán amargura, y en ocasiones para siempre; y el efímero placer no le permite ver que ese pan que parece sabroso al principio traerá tragedia y dolor con él. Pues el comentario final de éstas experiencias está en el verso 18 que nos advierte: "El que comete éstos pecados... NO sabe que allí están los "muertos", y que sus "convidados" están en lo profundo del infierno. Ahora bien ¿Quiénes son los caen en el adulterio? ¿Los hombres guapos, las modelos de muchas curvas, los ricos que pueden pagar una noche de placer, o los que se creen muy enamorados?

NINGUNO DE ELLOS. La Palabra de Dios dice: "Fosa profunda es la boca de la mujer extraña, aquél con el cual Jehová estuviere AIRADO (molesto, disgustado, enojado) caerá en ella". Todo hombre o mujer que hayan "molestado, disgustado o enojado" a Dios en alguna medida, serán los que caigan en los brazos de la persona extraña. Tenemos que ser muy cautos para no afrentar a Dios, no sea que se aire con nosotros y nos abandone para que caigamos en adulterio y nuestro fin sea con los muertos en lo profundo del infierno. Meditemos.

aguas