martes, 8 de septiembre de 2009

Hay hombres naturales y hay hombres espirituales.

Pablo en 1era. de Corintios 2:14 nos dice: "El hombre natural NO percibe los asuntos que son del espíritu, pues para él son locura, y no las entiende, porque se han de discernir espiritualmente". Esa es la diferencia entre el hombre natural y el hombre espiritual. El discernimiento de espíritu. ¿Cómo va a entender el hombre natural que en éste mundo tan sólo somos peregrinos, seres pasajeros que hoy estamos y mañana no sabemos? ¿Cómo puede entender el hombre natural que amontonar fortuna para provecho personal no trae más que placeres pasajeros, y, enemistad con Dios?

Por ello, el mismo Pablo nos explica qué sucede con los que seguimos a Cristo, pues nos dice: "Nosotros, que hemos recibido el Espíritu que proviene de Dios, lo hemos recibido para que sepamos lo que Dios nos ha concedido" (1era. Corintios 2:12). Y algún incrédulo preguntará ¿Y qué les ha concedido Dios a ustedes? La respuesta es: Conocer de antemano lo que tiene preparado para nosotros, un cielo nuevo y una tierra nueva. Una tierra en donde el tabernáculo de Dios estará entre nosotros; una tierra en donde el cobarde, el incrédulo, los abominables, los hechiceros, los idólatras, los mentirosos, los fornicarios no estarán nunca más; un mundo en donde la paz, el orden, el respeto, la disciplina serán el pan del día; un mundo en donde no habrá necesidad ni de sol ni de luna; un mundo en donde todo es confortable y de lujo; con perlas y piedras preciosas; en donde las calles mismas son de oro; un mundo en donde las ciudades nunca tendrán que cerrar sus puertas por culpa de la maldad que ya fue erradicada; un cielo y una tierra en donde solamente nos gozaremos en la presencia de Dios (Apocalipsis 21).

Sí, todo esto para el incrédulo es locura; para nosotros los que amamos y seguimos a Cristo... es una promesa. Promesa que solamente puede ser discernida con los ojos del éspíritu, pero un Espíritu que no podemos recibir si Dios mismo, no nos lo da. Esa es la diferencia entre un hombre natural y un hombre espiritual.