jueves, 4 de febrero de 2010

Muertos que entierran a sus muertos.

Vivimos en ciudades que se han hecho tan grandes, que no pasa un sólo día sin que uno vea pasar un entierro, se vaya a uno, o sea uno quien tenga un entierro en casa. Cada vez que vemos pasar un carro fúnebre, lo vemos pasar con una cantidad determinada de carros que le siguen llenos de vivos. Es entonces cuando uno se pregunta: ¿Qué quiso decir Jesús en Mateo 8:22 cuando dijo: "Deja que los muertos entierren a sus muertos"?.

En el libro de Juan en el capítulo 3 y versos 16 al 19, leemos: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna... El que cree en él, no es condenado; pero el que no cree, YA ESTA CONDENADO... porque esa es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz". Quizás ahora entendemos, que hay gente que camina a la par de nosotros pero están muertos. Hablan, miran, tocan, caminan, comen, se ríen con uno... pero si no son de Cristo, están muertos en vida. Y, si hoy les tocara pasar a la otra vida, irían al fuego eterno de las llamas del infierno, pues Jesús dijo: YA ESTAN CONDENADOS.

Lamentablemente, pero muy lamentablemente, la muerte espiritual no es como la muerte física, que luego de 24 horas inicia a eder. ¿A estado usted cerca de un muerto de más de 24 horas? El edor es INSOPORTABLE. Nos ha tocado varias veces estar en funerales de ese tipo, uno lo hace y lo soporta por el amor a las personas vivas que uno conoce, pero el edor es muy especial y bastante insoportable. Si así fuera con el edor espiritual... CUANTO BIEN NOS HARIA saber con quién no debemos caminar. Lastimosamente, sólo cuando Dios derrama sus juicios sobre los pueblos, como lo hizo con Sodoma, Gomorra, Adma, Zoar, y Zeboím (las llamadas ciudades de la llanura, vea Génesis 14:2) es que sentimos, si somos espirituales, el edor de los muertos espirituales. Allí es cuando vemos muertos enterrando a sus muertos.