lunes, 20 de abril de 2009

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Tendemos a tener la costubre de recordar ésta frase que expresara Pablo en la carta que les escribiera a los Filipenses, pero fuera de su contexto. Si nosotros analizamos cómo la dijo, cuándo la dijo, por qué la dijo y sobre todo, en dónde estaba cuando la dijo. Veremos y entenderemos mejor la afirmación de que tendemos a utilizarla mal (Filipenses 4:13).

Usted va a emprender un negocio o tiene el deseo de ampliar el que ya tiene, y alguien le dice: Adelante, hacelo, pues Cristo te fortalece en todo. Usted quiere comprar una casa en tiempos de crisis y con un futuro incierto, y alguien le dice: Comprala, pues Cristo te fortalece en todo. El concepto en sí, es cierto, es verdadero, Cristo es el ùnico que nos fortalece en todo, pero eso no implica ni significa que podamos utilizar esa frase como un AMULETO ESPIRITUAL, para respaldar nuestros caprichos, nuestros deseos, o una doctrina de prosperidad (la cual ya ampliamente hemos visto en días enteriores que es un engaño diabólico).

Cuando Pablo expresó esa frase él quería sembrar en nosotros la estabilidad espiritual estableciendo que Cristo está con nosotros siempre y en todo, probando que él lo estaba experimentando estando preso (Filipenses 1:13). Quería sembrar en nosotros el hecho de que se puede tener gozo aún cuando se tiene hambre (Filipenses 4:12). Que se puede ser una persona estable y confiada, aún y cuando uno esté lejos de todo y de todos, y se tenga que vivir de lo que otros buenamente le quieran dar a uno, pues por seguir a Cristo se está padeciendo escacez o limitaciones (Filipenses 4:18). Sí, Cristo nos fortalece en todo es cierto, pero también es cierto, que la frase o el concepto no son amuletos espirituales, ni excusas para andar respaldando nuestros caprichos.