miércoles, 29 de abril de 2009

La diferencia entre malas palabras y palabras malas.

Como vimos hace unas semanas los hombres de Dios no eran perfectos, sin embargo, nosotros hoy en día cuando vemos a una persona que viene en el nombre del Señor, sí exigimos esa perfección, es más, cuando se ve a uno de esos hombres de Dios hacer o decir algo incorrecto muchos hasta se han apartado de Dios, culpando el mal testimonio de dicho hombre. No estamos defendiendo al hechor ni estamos acusando al consentidor, solamente hacemos la observación.

Malas palabras todos sabemos y es más, hipócritas seríamos si no confesáramos que en determinados momentos de enojo, de molestia o por repetir lo que alguien dijo las hemos repetido. No es lo correcto, es más en lo personal es una de las grandes batallas que hemos de vencer. Pero, hay una gran diferencia entre las malas palabras que son expresiones ofensivas e hirientes, y las palabras malas. Pues las segundas son expresiones de condenación, nos explicamos. El gran Pedro, uno de los titanes del evangelio de la Iglesia Primitiva, maldijo, que es peor que decir malas palabras.

Cuando Jesús fue llevado preso, momentos antes le había profetizado a Pedro que lo iba a negar antes que cantara el gallo, y así fue. Solamente que antes, Pedro se dió el "lujo" de negar a Jesús tres veces, pero en la tercer no le bastó con negarlo sino maldijo la situación (vea Mateo 26:74). Sabe usted algo, fue tan vergonzoso el hecho que los cuatro evangelistas lo describieron (vea Marcos 14:43-50; Lucas 22:47-53 y Juan 18:2-11), y para que no hubiera duda alguna Juan dice que fue testigo ocular, vea Juan 18:15. Más le hubiera valido a Pedro decir malas palabras que palabras malas. Y más nos vale a nosotros luchar por no decir ninguna de las dos expresiones.