Cuenta la parábola que era un padre acomodado que tenía dos hijos, un día el menor pidió su herencia para independizarse, el padre se la concedió y éste partió a tierras lejanas, en ellas, desperdició su fortuna en vicios y mujeres del mal vivir. Cuando se encontró en la ruina, no solamente tuvo que trabajar como empleado de los más bajo, sino se empezó a lamentar de lo que había hecho y hasta a dónde había llegado. Su lamento fue tan grande que al fin pudo darse cuenta de la clase de padre que tenía, pues en donde trabajaba los empleados estaban peor que los empleados de la hacienda de su padre. ! Imagínese usted, qué clase de padre tenía éste joven, que hasta los empleados estaban bien ¡ (La parábola se llama "El hijo pródigo", pero en lo personal la llamaríamos la parábola "Del padre bueno", la puede leer completa en Lucas 15.1-24).
Independientemente que ésta parábola la han utilizado por siglos para demostrar que la salvación se puede perder, en lo personal pensamos que la salvación no se pierde; simplemente pensamos que cuando nos alejamos de nuestro Padre Dios, dejamos de comer a su mesa para comer con los cerdos de éste mundo. Pruebas que respalden nuestro pensamiento: 1- El Padre NUNCA dejó de pensar y de llamar al joven como SU hijo; 2-El joven NUNCA dejó de pensar y de llamar al viejo como SU padre; 3- Cuando el hermano mayor se entera de la fiesta, llama al otro "éste tu hijo"; 4- Cuando el padre le explica al hijo "bueno" acerca del otro le dice: "este tu hermano" estaba perdido y ha sido encontrado.
En otra escritura dice: "Si vosotros siendo MALOS, no le dais a un hijo una piedra cuando os pide un pan, y no le dais una culebra cuando os pide un pez, cuanto más vuestro Padre Celestial no os dará el Espíritu Santo" (Lucas 11:11). No importa qué pecado hayamos cometido, no importa qué tan bajo hayamos caído, no importa qué tan lejos hayamos estado de la casa de nuestro Padre celestial, EL ha estado cada atardecer esperando vernos venir en el horizonte, y tiene un festín esperándonos para cuando nos mire llegar, algunos se molestarán por ese festín pues lo considerarán injusto, pero igual, Dios Padre nos llenará con su Espíritu Santo, nos recibirá con los brazos abiertos, y lágrimas de alegría en sus ojos. Meditemos.
miércoles, 3 de junio de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)