miércoles, 7 de enero de 2009

Corazôn de piedra... corazôn de carne

Vivimos en un mundo que cada dîa nos asquea mâs por el egoîsmo, la maldad y la corrupciôn, y el grado de inmoralidad que como humanidad hemos alcanzado. Hoy, la noticia de ayer se nos olvida pues la nueva es mâs alarmante aûn. No hemos terminado de asimilar como una revoluciôn deja muertos en una naciôn, cuando nos dan la noticia de una nueva guerra . No hemos asimilado cômo un hombre desesperado por su situaciôn econômica se quita la vida, cuando nos llega la noticia de un niño de ocho años que dispara 12 veces contra su madre asesinândola. ¿Por quê?

Porque mientras el hombre no conozca a Dios, mientras el hombre se enfrente a Dios, mientras el hombre no se someta a Dios, lo que lo dirige es un corazôn de piedra y no uno de carne. Vemos el ejemplo en el faraôn de Egipto cuando Moisès le dice que Dios ha dado la orden de que Su pueblo vaya y lo adore en el desierto, faraôn dice: ¿Quiên es Jehovâ? Yo no lo conozco (ver Exodo 5:2). Entoncos Dios nos da la respuesta pues le dice a Moisês: "Yo endurecî el corazôn de faraôn, para mostrar mis señales y mis maravillas".

Nos cuesta creerlo, pero la maldad y el desamor que hoy reina en el mundo son para que Dios nos muestre su poder, "a" y "en" todos aquellos que de alguna manera, por sencilla que êsta sea, lo busquemos para adorarle a EL por sobre todo. Esas personas serân privilegiadas con un toque de Dios para convertir el corazôn de piedra en uno de carne. Ese es el NUEVO PACTO que Dios ofreciô a los que le adoren: "Pondrê mis leyes en sus corazones, y las escribirê en sus mentes, y nunca mâs me acordarê de sus pecados" (vea Hebreos 10:16-17 y Jeremîas 31:33).