viernes, 17 de julio de 2009

Y muchos le seguían por las señales que hacía.

Cuando nosotros leemos los evangelios nos damos cuenta que el corazón humano es y será el mismo, media vez no tenga a Jesús en su corazón, y aún, para seguir a Jesús somos iguales... "interesados". Una y otra vez leemos en los evangelios: "Y le seguía una gran multitud... por los milagros que hacía" (Juan 6:2); era tan elocuente lo que pasaba que en otra ocasión Jesús exclamó: "Algunos de vosotros me buscáis porque comisteis pan y os saciásteis" (Juan 6:26).

Seríamos unos grandes hipócritas si dijéramos que nosotros no seguimos a Jesús por interés, en los casi 30 años que tenemos de haber conocido y seguido a Jesús, hemos podido comprobar que los que van en la caminata con nosotros, se han acercado a El muy íntimamente en la hora de la muerte de uno de los padres, de uno de los hijos, del esposo-a, cuando le han robado una herencia, cuando el dinero no alcanzaba para alimentar a cuatro o cinco hijos, cuando se estuvo en un hospital por mucho tiempo, etc. etc. ¿Por qué? Porque buscamos las señales del Señor, porque buscamos que nos saciara de pan, etc.

Sin embargo, la misericordia de Dios es tan grande que sabiéndo EL perfectamente nuestros motivos, AUN ASI, El anhela que lo sigamos. No le importa que al principio le sigamos por el interés, El en el camino nos convence de que al final lo seguimos por lo que El es y no por lo que El da. Por ello sus palabras: "Venid a mí todos aquellos que estáis cansados y fatigados, que YO os haré descansar". Ahhhhh qué palabras tan consoladoras, sobre todo saliendo de un ser que sabe perfectamente que lo que buscamos al principio es cubrir una necesidad, pero que luego, El, esa necesidad la convierte en un amor profundo entre El y nosotros. A El sea la gloria.