sábado, 11 de abril de 2009

Siete vacas flacas que se comían a las siete vacas gordas.

Si usted platica con cualquier persona sea ésta creyente o no creyente en los negocios de Dios (en el sentido honesto de la palabra como lo explicó Jesús a sus 12 años, y no en el irracional comercio que se ha vuelto la iglesia el día de hoy), Y, usted le habla de las siete vacas gordas y las siete vacas flacas, casi todos le dirán con aproximada terminología que usted está hablando de los siete años de abundancia y los siete años de escasez de los tiempos de José (Génesis 41:16).

Paro los que no le han estudiado detenidamente podemos decirles que fueron siete años de abundancia en la tierra de Egipto y sus alrededores, y siete años de escasez durante los años de José. Habiéndo sido avisado el Faraón de Egipto por José y éste por Dios, fueron años de guardar en graneros hasta que éstos se llenaran, para los demás que no tuvieron aviso porque Dios no les mandó palabra alguna, fueron años de derroche, años de gasto desmesurado, años de acostumbrarse a gastar pensando que siempre habría suficiente, pero no era ni iba a ser así (vea el resto del capítulo 41 de Génesis).

Hoy, estamos apenas viviendo el principio del segundo año de limitaciones económicas y ya hay personas, hogares, empresas y gobiernos que casi no aguantan. El relato bíblico dice que las vacas flacas se comieron a las gordas y a pesar de que las gordas eran suficientemente gordas, a las flacas no se les notaba que se las habían comido (vea Génesis 41:20-21). Tuvimos del año 2000 al 2007 años de mucha abundancia, el que tuvo el privilegio de escuchar la voz de Dios guardó y le va a ser "difícil" pasar los siete años de escasez que vienen, para el que no tuvo el privilegio de oír de Dios el consejo, le va a ser "más difícil" aún pasar los seis años que aún nos restan... a menos que, y enfatizamos "a menos que", esté bajo la cobertura de un José, guiado por Dios, que le diga cómo cobijarse en las alas de un Faraón (entendiendo un enigma espiritual, y éste es que nos guste o no nos guste, lo entendamos o no lo entendamos, lo querramos aceptar o no lo querramos aceptar, el Faraón no es creyente sino un líder impío utilizado por Dios) (no vea, estudie Génesis 41 y entenderá lo que viene más que si lee los reportes de la bolsa de valores). Pero estúdielo no con temor sino con amor, pues Dios a los suyos los protegerá de la HAMBRUNA que recién está empezando.