jueves, 30 de julio de 2009

Los que temprano me buscan.

Cuánto gusto da saber de un buen vecino, a un amigo, o quizás a un pariente que uno tenía mucho tiempo de no ver. Los ojos se iluminan y la mente inicia ese procesado de datos como que es un disco duro de computadora, para traer a la pantalla o memoria inmediata los momentos gratos que se han vivido. Ya no digamos cómo se mantiene de fresca la mente cuando uno mira a esas personas cada día.

Lo mismo nos sucede en nuestra relación con Dios, si algo EL anhela es que todos sus hijos se levanten cada día con la ilusión de estar un tiempo con EL. Ciertamente la clase de vida que llevamos hoy, es muy diferente a la vida que llevaron nuestros ancestros más cercanos, entiéndase nuestros padres, nuestros abuelos y nuestros bisabuelos. Hace apenas cien años la vida era exageradamente tranquila y pacífica en casi todo el mundo, fue quizás a partir de los años sesenta que la agitación inició en todo el globo. Precisamente esa agitación fue la provocó que nos fueramos alejando de la relación con Dios, para tener que dedicarle más tiempo a las situaciones cotidianas. Y Dios, nos sigue esperando.

Dice su Palabra: "Yo amo a los que me aman, y me encuentran los que temprano me buscan" (Proverbio 8:17). Si algo le causa felicidad a Dios, es eso, que los que decimos que lo amamos, lo busquemos y mejor si es de mañana. Cuánta felicidad nos causa a nosotros que nuestros hijos, a pesar de sus quehaceres, se tomen un alto se acuerden de nosotros, y nos llamen para decirnos: Hola viejo, cómo estás. Cuánta felicidad ha de causar en el corazón de Dios que le digamos: Hola Señor, qué tienes hoy para enseñarme. Hola Señor, qué quieres que haga hoy. Hola Señor, cómo quieres que lo haga. Señor, aquí estoy a tus pies, poniendo a mi esposa-o, a cada uno de mis hijos, a cada uno de mis nietos, poniéndome a mí Señor bajo tu protección. Cuánta felicidad ha de causar ese pequeño detalle de confianza en el corazón de EL, en el corazón de un Dios que quiere comunicación con sus hijos, en un Dios que quiere que sus hijos le busquemos desde muy temprano.