jueves, 19 de febrero de 2009

Para que abras sus ojos y se conviertan

Nota: Perdón por mandar mal el nombre del blog, el día de ayer.

Pablo va rumbo a Damasco con autorización de los jerárcas religiosos Judíos para poder asesinar a todo aquél que sigue a Jesús, no a los que siguen la Ley de Moisés sino el evangelio de Jesús(vea Hechos 9:1-2 y 26:10). Pero antes de llegar a Damasco Pablo cae repentinamente al suelo, y escucha una vos que le dice: Saulo (Pablo) ¿Por qué me persigues? y cuando Saulo (Pablo) se levanta, se levanta sin poder ver (Hechos 9:8).

Pero lo impresionante es la conversación que Jesús tiene con Pablo y el mandato que le da: "Me he manifestado a ti para ponerte por ministro y testigo de todo lo que has visto, y para que les abras sus ojos, para que los conviertas de las tinieblas a la luz, y que los conviertas de la potestad de satanás a la de Dios; para que reciban por la fe en mí su salvación" vea Hechos 26:16-18). ¿Por qué es impresionante ésta declaración? Bueno, pues porque suponemos que Pablo al haber sido instruido a los pies de Gamaliel, un gran maestro de las escrituras, CONOCIA LA SALVACION, además siendo Judío se suponía que era del pueblo escogido, y más aún, al ser un religioso (él mismo se declaró fariseo de fariseos) se suponía que conocía la salvación.

Pero Jesús en persona le dice que la Ley no salva a nadie, que la religiosidad no salva a nadie, que la tradición y los ritos no salvan a nadie, que nadie tiene el poder y la autoridad para salvar a nadie sino solamente LA FE EN EL (Jesús). Eso sí que impresiona, que no tener fe y no creer en Jesús signifique vivir bajo la potestad de satanás y no la de Dios, por muy religiosos o por muy entregados que seamos a ritos y tradiciones, eso sí que impresiona. Solamente la fe y el amor hacia la persona de Jesús nos perdona nuestros pecados y nos lleva a la presencia de Dios Padre.