miércoles, 7 de abril de 2010

Y si alguno no os recibiere...

Quizás por nuestra naturaleza, especialmente la de los latinos, cuando algo bueno nos pasa o nos llega a las manos, queremos compartirlo con otros, especialmente con los nuestros. Lo vemos en situaciones sencillas como una medicina que nos cae bien, cuando vemos a alguien con el mismo padecimiento le recomendamos lo que nos ayudó a nosotros. Otro ejemplo claro con la tecnología actual lo vemos en los correos electrónicos, cuando un buen mensaje nos llega, inmediatamente pensamos a quienes enviarlo.

Cuando Jesús estuvo con sus discípulos les habló de muchas situaciones bellas para el espíritu, y sabiendo que los estaba preparando para una misión tan importante como lo era continuar Su obra, les advirtió también de las consecuencias que eso les traería. Vea usted en Mateo 24 y versos 9 en adelante les dice: "Os entregarán a tribulación; os matarán; y seréis aborrecidos por mi nombre". Y en Mateo 10:14 les advierte: "Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros zapatos, de cierto os digo que el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y Gomorra, que para aquella casa o ciudad". Y en otra porción de la biblia nos dice: "No os rechazan a vosotros, sino a mí me rechazan".

No sólo para los discípulos sino para todo aquél de nosotros, que hoy, quiera llevar el evangelio de la Buenas Nuevas a un alma perdida, puede sufrir éste rechazo. Pero lo que tenemos que tener en mente es, que cuando llevamos la Palabra de Dios a un corazón, si éste lo acepta, no nos está aceptando a nosotros sino a Jesús; pero, si éste nos rechaza, no nos está rechazando a nosotros sino a Jesús. Así que NO desmayemos en seguir estudiando, en seguir preparándonos, en seguir dando ejemplo, en seguir predicando las Buenas Nuevas. Meditemos.