sábado, 28 de febrero de 2009

Mencionándolos en mis oraciones

Estas fueron las palabras de Pablo cuando estaba iniciando su epístola a los romanos, dice textualmente el verso 7 del capítulo 1. "Porque testigo me es Dios, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones". Y ese, es un ejemplo vivo de lo que nosotros debiéramos hacer cuando oramos, mencionar a las personas que conocemos que están en penas, en escacez, en limitaciones, en enfermedades, etc. por nombre delante de Dios.

Pablo no solamente lo decía sino vemos que también lo hacía veamos el final de éste libro y lo comprobaremos: 16:1 "os recomiendo a Febe, porque ella ha ayudado a muchos"; verso 3 "saludad a Priscila y Aquila, mis colaboradores; verso 5: "saludad a Epeneto, por ser el primer fruto allá y un amado"; verso 6 "saludad a María, la cual ha trabajado mucho con vosotros"; verso 7 "saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisiones"; verso 9 "Saludad a Urbano, colaborador nuestro en Cristo", etc.

Cuando nos levantemos a orar o cuando sea nuestro momento de oración, no dejemos de seguir el ejemplo de Pablo de mencionar por nombre a nuestros familiares, amigos, conocidos o no, que estén en aflicción. Esto nos une en el Espíritu. Hace unos días llamé por teléfono a una persona por la cual oro, porque sentí que estaba en aflicción y me contó que era la tercera llamada que recibía ese día por la misma razón, y que estaba agradecida con Dios por ello, pues hacía dos días había sido objeto de un robo grande y habían problemas severos. Eso se llama estar comunicados en el Espíritu por medio de la oración. Oremos por nombres.