domingo, 23 de agosto de 2009

Señor, con lo que dices los ofendes.

Jesús es la verdad por ello siempre habló con la verdad, si algo no tenía Jesús era lo que hoy conocemos como "política para hablar". Hoy alguien le dice algo a Pedro para que lo entienda Juan, y mientras ese alguien más domine esa "política para hablar" más gente va a conseguir que le siga, y que le apoye, y si ese alguien tiene malas intenciones es más la gente que va a poder engañar.

Jesús nos dejó en los evangelios un ejemplo muy claro de cómo se explican los negocios de nuestro Padre Celestial, no es con "políticas de lindo hablar", no es "con modo", sino con la verdad limpia y pelada. En Mateo 15 nosotros vemos cómo Jesús trata un asunto muy importante (al cual no nos referiremos hoy) y cómo lo trata. Entendamos primero lo que está pasando, Jesús acaba de calmar las aguas sobre una tormenta horrible en la cual los apóstoles creyron que morirían, cuando llegan a la orilla muchos llevan a sus enfemos para que Jesús los sane (en otras palabras, si en algún momento el Espíritu Santo estaba sobre Jesús, éste es un buen ejemplo), en esas estaba cuando llegan los escribas y los fariseos y "confrontan" a Jesús con una reclamo acerca de la tradición. En ningún momento vemos a Jesús hablando "políticamente para que nadie se ofenda", al contrario hablo directamente, claramente y concisamente... "Hipócritas, bien profetizó de vosotros el profeta...." Más tarde los discípulos con temor le dijeron, Señor, ¿No crees que los escribas y los fariseos se pudieron ofender por esas palabras?

La respuesta de Jesús debiera de ser un ejemplo para todo aquél que hoy cree tener la "unción o el llamamiento" para predicar: TODA PLANTA QUE NO PLANTO MI PADRE CELESTIAL, SERA DESARRAIGADA, DEJADLOS SON CIEGOS GUIAS DE CIEGOS (Mateo 15:13). No podemos andar por allí, "suavizando el evangelio para no ofender a nadie" porque vamos a parar como los impíos, llamando bueno a lo malo y malo a lo bueno. Jesús hablaba claro, decía lo que tenía que decir y el que lo quería seguir lo seguía, porque era una planta que había sembrado su Padre Celestial, los que se retiraban simplemente eran oyentes con comezón de oír.