viernes, 16 de enero de 2009

Poco a poco los echarê de tî

Cuando uno llega a tener no solamente "conocimiento" de que hay un Dios, sino que llega a tener una "relaciôn personal e întima" con ese Dios, algo dentro de uno le empieza a decir que deje de hacer esto, que deje de hacer lo otro, o por el contrario, que ahora haga esto o que haga lo otro. La razôn es porque uno va entendiendo que con hacer o dejar de hacer lo va a agradar. Acaso el ejemplo clâsico de esto lo vemos en el Apôstol Pablo, que luego de perseguir y asesinar a los convertidos al evangelio se hizo uno de ellos, tanto que por eso le tenîan miedo al principio (ver hechos 9:26).

No todos hemos vivido una vida de desôrdenes y desmanes, pero todos en algun manera sabemos que hay situaciones que no le agradan a Dios, y que por lo tanto, nuestra actitud frente a la vida debe cambiar. Ahora bien, asî como Dios no permitiô que los enemigos de Israel fueran echados en un sôlo dîa de su presencia, sino por el contrario EL mismo dispuso que fueran echados poco a poco (ver Exodo 23:30) asî lo hace con nosotros. La razôn nos la explica el mismîsimo Dios en el verso anterior (23:29): "Para que tu tierra no quede vacîa".

¿Cuâl es el riesgo de que nuestra tierra quede vacîa? Uno, si quitarnos los malos hâbitos o las malas costumbres fuera tan fâcil, debido a la debilidad humana pasarîamos toda la vida "jugando" a quitar y poner los obstâculos en nuestra vida; porque tendrîamos la idea que cuando se nos ocurra lo anularemos otra vez, creyendo que es con nuestra propia fuerza y voluntad, cuando es solamente Dios quien nos da esos dos elementos. No nos engañemos pero tampoco nos desesperemos si tenemos malos hâbitos o malas costumbres, solamente confiemos en que Dios: Echarâ esos enemigos de nuestra vida... en su momento.