domingo, 10 de mayo de 2009

El principio de la sabiduría.

El principio de la sabiduría no es tener un compendio de todos los consejos que nos dieran nuestros padres o nuestros maestros; tampoco se obtiene por ser hijo de padres muy inteligentes y con grandes títulos y galardones; no lo heredamos como se hereda una casa, una finca ó una cuenta bancaria. Es más, por mucho dinero que se tenga, el principio de la sabiduría no se puede comprar. El principio de la sabiduría es tan simple que a muchos mortales nos cuenta seguirlo: Tener temor de Dios (Proverbios 1:7).

En el idioma español especialmente, tendemos a confundir el significado de "temor de Dios" con el de "miedo" a Dios. Pero en el idioma Hebreo es más fácil entender sus significados. David utilizó la palabra "yirá" para temor, y ésta implica tener "reverencia a Dios", en otras palabras tenerle el debido respeto. Si nosotros tenemos ese debido respeto por Dios entonces vamos a hacer todo lo que EL quiera, o por el contrario vamos a dejar de hacer todo lo que EL nos pida, por amor a EL no por el miedo de lo que nos pueda hacer. Este es el caso de David, por ello llegó a ser el único hombre del cual la Biblia dice que: Tenía el corazón como el de Dios (perdón, no legré encontrar el verso).

Por el contrario, tener miedo de Dios se explica en el idioma Hebreo con la palabra "morá" cuyas implicaciones son: miedo, terror, pánico o espanto. Que es la palabra aplicada en Génesis por ejemplo, cuando Adán, después de haber pecado se esconde de la presencia de Dios porque entrò en pánico de qué era lo que Dios le iba a decir o a hacer por haberle fallado (Génesis 3:10). Como vemos, el principio de la sabiduría al que nos llama David, no es que dejemos de pecar por pánico a irnos al infierno, pues hay humanos tan osados que eso no los detendría. Sino más bien que le tengamos tal respeto reverente a Dios, que dejemos de pecar por agradarlo, por no ofenderlo, en otras palabras por amor a lo que EL es.

P.D. Hay un verso que me apasiona: Jehová cumplirá el deseo del que le teme (Salmo 145:19). Así sea.