sábado, 6 de marzo de 2010

¿Todavía se dan los milagros como los de otros tiempos?

No son pocas las personas que creen que los milagros que pasaban en la antiguedad ya no se dan o no se pueden dar. Creen que aquellas maravillas eran necesarias en aquellos tiempos pero no ahora. Otros piensan que como los hombres de antes eran "más santos" que los de ahora, esa es la razón para que no veamos esos milagros. Pero estamos en un error, los mismos milagros siguen sucediendo hoy en día, pues éstos no dependen de la santidad del hombre sino de la misericordia y el amor de Dios.

Narra la historia la "fe" con que Abraham, Isaac y Jacob oraban a Dios "sabiendo" que sus esposas eran estériles, pero que darían a luz (Génesis: 11:30 -Sara-; Génesis: 25:21 -Rebeca-; y Génesis 29:31 -Raquel-). Nosotros hemos podido ser testigos de esa misma "fe" en hombres de hoy. Conocemos a un hermano que no teniendo comida sobre su mesa, oró a Dios tomado de la mano de sus hijos "sabiendo" que el Señor le iba a proveer alimento, y el Señor proveyó milagrosamente una mesa abundante de comida. Narra la historia que en tiempos del profeta Elías, una mujer rica que era estéril pero que concibió de su marido anciano gracias a la petición de Elías a Dios, vió morir a su pequeño hijo, fue tras el hombre de Dios y éste al llegar se acostó sobre el niño tres veces, y clamó a Dios porque reviviera y así sucedió. También tenemos el privilegio de conocer a un hermano que, en una situación similar fue llamado para orar por un niño, y no sabiendo qué hacer el Espíritu le dijo que "hiciera lo mismo que Elías", así lo hizo "sabiendo" que Dios es bueno, y el niño volvió a la vida luego de cinco o diez minutos sin respirar, y a la primera ocasión en que se oró por el niño.

¿Por qué sucedieron esos milagros? No fue por la calidad humana o la santidad de los hombres que oraron, FUE POR EL AMOR Y LA MISERICORDIA DE DIOS. Hoy, podemos clamar a la misma misericordia y al mismo amor a Dios, y por supuesto, "sabiendo" que EL puede y quiere bendecirnos, y así lo hará. Puede ser una necesidad económica, puede ser un trabajo, puede ser una simple respuesta, no importa qué sea lo que necesitemos, EL desea agradarnos y bendecirnos... porque aún y cuando seamos incrédulos, hay personas que han logrado ver que los milagros de la antiguedad todavía ocurren. Meditemos.