viernes, 11 de diciembre de 2009

Corona de los viejos son los nietos.

Se dice rápido pero hace ya 45 años que pasó. Nos parece como un sueño o un abrir y cerrar de ojos, pero hace casi medio siglo que todas las tardes nuestra bisabuela Sofía sentada en su silla de ruedas a los 86 años de edad, nos compartía entusiasta y religiosamente, consejos, dichos, dicharachos, y proverbios populares que a ella le habían enseñado 80 ú 85 años antes, y que, en ese hoy, la tenían como una de las personas más sabias que hemos tenido el privilegio de conocer.

Cumplió a cabalidad nuestra pequeña bisabuela (media tan sólo 1.49 metros de estatura)a cabalidad el proverbio cristiano que dice: "Corona de los viejos son los nietos, y honra de los hijos son sus padres" (Proverbio 17:6), con la única diferencia que en el caso nuestro, la corona fue la bisabuela. Qué privilegio tan grande haberla conocido, y escuchar tarde tras tarde sus consejos, que casi 50 años después nos tienen, a toda una generación, viviendo con la frente levantada. Nos sentimos tan privilegiados como en su momento lo hizo Timoteo, aquél del cual se escribiera en éstas palabras: "Pablo, apóstol de Jesucristo, a Timoteo su hijo amado...doy gracias a Dios por tí... trayendo a memoriala fe que una vez hubo en tu abuela Loida y en tu madre Eunice... y estoy seguro que también en tí" (2da. Timoteo 1-5).

Hoy, casi 50 años después, somos nosotros los que tenemos el privilegio de estar educando a nuestros nietos con consejos, dichos y dicharachos, pero ya no con proberbios populares sino con proverbios bíblicos que esperamos con toda fe, al estar sazonados con la Palabra de Dios, hagan de ellos una mejor generación de la que fuimos nosotros. Ahora vemos con mayor claridad que realmente en las canas está la sabiduría y que es una bendición que en una familia haya ancianos. Vimos en un documental de televisión lo que significan las elefantas abuelas para una manada, son las que poseen todos los mapas de los últimos 60,70 ú 80 años, con respecto a las posibilidades de encontrar agua en tiempos de sequía, y de quienes dependen todos los miembros de la manada en casos de crisis. Eso, valga la buena comparación, debiéramos de ser nosotros los ancianos en nuestras familias. Aquellos que lleven los mapas de los planes de Dios para con los nuestros, pues ellos son nuestras coronas.