sábado, 8 de agosto de 2009

Ninguno busque su propio bien.

Nos quejamos de la forma en que está funcionando el mundo y el desorden en el cual vivimos pero ¿Estamos haciendo algo para cambiarlo? o estamos viviendo egoístamente como todos. ¿Le tendemos la mano a algún necesitado? o solamente nos quejamos de que tanta probreza; ¿Le servimos a alguien que lo necesite? o solamente nos quejamos de que el egoísmo rige las vidas de nuestros vecinos.

El Apóstol Pablo cuando amonesta a los Corintios en el capítulo 10 y verso 24 les dice a ellos y a nosotros: "Ninguno busque su propio bien, sino el del otro". Qué diferente sería el mundo si dejáramos por un lado el egoísmo y nos dedicáramos a hacer el bien para los otros. Alguien podrá decir: es que yo no puedo dar porque soy pobre. Ni el Apóstol Pablo ni nosotros estamos hablando de dar necesariamente dinero, estamos hablando de servir, de consolar, de orar, de interceder, de atender las necesidades de otros. Hay una realidad entre nosotros, y es que nadie es tan rico que no necesite algo y nadie es tan pobre que no pueda dar algo.

Hoy es el día en que podemos empezar a cuidar un niño, el día en que podemos llevar una cesta de alimento a un enfermo, el día en que podemos visitar a un anciano, el día en que podemos atender a una viuda, y quienes tengan recursos económicos, hoy es el día en que pueden ira al super y comprar víveres para una familia necesitada. No necesitamos tomar el mundo y darle vuelta para cambiarlo, con sólo que iniciemos hoy a dar un paso algún día habremos caminado todo el camino.