miércoles, 8 de abril de 2009

Pero el Espíritu dice claramente:

En la primera Epístola a Timoteo, Pablo nos habla de los acontecimientos que sucederán y que verán quienes estén sobre la faz de la tierra en esos días, dice del capítulo 4:1 en adelante: "En los postreros tiempos..."

Para poder explicar esto, antes debo exponer que soy de las personas que creen que Dios, así como creó el actual mundo en seis días milenio, así también planeó su existencia para seis días milenio (ver 2da. de Pedro 3:8), y que por lo tanto estamos a las puertas de que el mundo actual cambie radicalmente para siempre. Si esto es así, hemos de entender que de Adán para Cristo pasaron 4,000 años y que de Cristo para nosotros han pasado 2,000 por lo que reitero, estamos a las puertas de un cambio muy radical, el cual también me atrevo a decir que estará muy pero muy ligado a la economía (y sin la marca del Anti-cristo NADIE podía comprar ni vender, Apocalipsis 13:16-17).

Bien, explicado esto creo que estamos en los postreros tiempos también, debido a que las predicciones o profecías dadas por Jesús en Mateo 24 se están cumpliendo hoy más que nunca y simultáneamente. Guerras, rumores de guerras, nación contra nación, pueblo contra pueblo, hambres, terremotos en todos lados, pestes, persecusión a la Palabra de Dios, etc. Por lo tanto, creo que las palabras de Pablo como dije al principio son para éste tiempo, y nos dicen dichas palabras: 1) Habrán engañadores, 2) habrán doctrinas de demonios, 3) habrá mentirosos hipócritas, que teniendo cauterizada la mente prohibirán a algunos casarse (celibato), y mandarán abstenerse de alimentos creados por Dios y que al tomarlos con acción de gracias se puede consumir tranquilamente (carne en cuaresma por ejemplo), pues todo lo que Dios hizo es bueno y NADA es de desecharse (ver 1ra. de Timoteo 4:1-5).

Timoteo, esto mada y enseña, porque si lo enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, mostrando que has sido nutrido en la buena palabra y en la fe, y en la buena doctrina (ver 1ra. de Timoteo 4:6 y 11).