viernes, 30 de octubre de 2009

La ira de Jehová.

Hasta el cansancio nos hemos preocupado por, en lo que a nosotros corresponde, luchar por contra predicar acerca de la doctrina de paz, poder y prosperidad. Da pena el engaño total, absoluto y lastimosamente tan certero que muchos líderes, y lo más lamentable es que de las congregaciones más grandes, inculcan en sus ovejas. Lastimosamente dicha doctrina lo único que hace es alejar a las ovejas de nuestro Dios. Si les funciona y llegan a ser prósperos, entonces se alejan porque "tienen" que disfrutar de lo que nuestro Dios les dió, y si, por el contrario no les funciona se alejan porque nuestro Dios es un "mentiroso", pues ofrece y no cumple. Esto sin contar que la gran mayoría, vive frustada con culpabilidad espiritual porque si su Dios no los bendice es porque creen que no han hecho los méritos suficientes para merecerlo.

Dios, lo hemos dicho muchas veces, no es hombre para que mienta acerca de sus promesas, y tampoco es hijo de hombre para que se arrepienta de ellas (Números 23:19). Y ese mismo verso continúa diciendo: El dijo ¿y no hará?, habló ¿y no lo ejecutará?. El pueblo amado, el pueblo escogido de Dios es Israel natural, sin embargo, en Deuteronomio les habló y les dijo cómo tenían que vivir para ser bendecidos, y cómo los iba a maldecir si no escuchaban su voz (vea Deuteronomio 28). Israel le falló a Dios, y vea en el libro de Lamentaciones lo que sucedió al pueblo amado, al pueblo escogido.

Fue cautivo 70 años a Babilonia y en esos 70 años dice el profeta que sucedieron conceptos como éstos: ¡Cómo oscureció el Señor, en su furor a la hija de Sión! (Cap. 2:1); En la tienda de la hija de Sión derramó como fuego su enojo (Cap. 2:4b); El Señor llegó a ser como enemigo, destruyendo a Israel (Cap. 2:5); Destruyó el lugar en donde se congregaban, Jehová ha hecho olvidar las fiestas solemnes... en el ardor de su ira, ha hecho olvidar al rey y al sacerdote (Cap. 2:6). La situación real es que Dios a quien quiere lo hace rico y a quien quiere lo deja pobre; a quien quiere le da paz y a quien quiere le da angustia; a quien quiere le da poder y a quien quiere le hace esclavo. No depende de nosotros, depende de EL. Vea cómo lo explica Jeremías en Lamentaciones 2:17: Jehová ha hecho lo que tenía determinado, ha cumplido su palabra, la cuál El había mandado desde tiempo antiguo. Nos cansaríamos de mencionar situaciones en las cuales se explica que al hombre le sucede lo que Dios ha determinado le suceda. A quienes bendición, bendición; a quienes ira, ira.