domingo, 11 de enero de 2009

No temâis y estad firmes

Cuando despuês de diez duras plagas y especialmente luego de la muerte del primogênito de Faraôn de Egipto, êste dejô ir al pueblo de Dios a que le adorara al desierto, el pueblo iba felîz de haberse quitado el yugo de 400 años. Sin embargo, cuando Faraôn se arrepintiô de haberlos liberado, los persiguiô, y cuando el pueblo israelita se viô acorralado entre el ejêrcito de Faraôn y el Mar, dice la escritura que no sôlo tuvieron miedo sino que murmuraron (ver Exodo 14:10-13).

Entonces Moisês les dijo: "No temâis y estad firmes, y ved la salvaciôn que Jehovâ a puesto hoy delante de vuestros ojos" (Exodo 14:13). Todo ser humano tiene miedo o tiembla ante cualquier adversidad, no es vergonzoso de ninguna manera sentirse uno inûtil, sentirse uno incapacitado o limitado para ciertas labores o situaciones difîciles que la vida nos pone delante. Pero lo que nos debe levantar es el hecho de que si no somos nosotros los que batallamos, sino la batalla se la dejamos al Señor, el pondrâ delante de nuestros ojos la soluciôn a dicho problema.

A una orden de Dios el pueblo "solamente" tuvo que avanzar, el mar lo abriô Dios, el mar lo secô Dios, el mar lo sustuvo Dios, y luego que ellos hubieran pasado el mar lo volviô a abrir Dios y los enemigos desaparecieron. Ellos solamente "avanzaron" confiando en Dios. Eso es lo que debemos hacer nosotros, avanzar confiando en Dios, en lugar de tener miedo y murmurar.