sábado, 14 de febrero de 2009

Nada pasa sin su voluntad y aprobación

Muchos hablamos del "destino" pero ¿sabemos realmente lo que significa? Es una palabra del idioma español deribada del griego "destinarare" que significa: "Señalar o determinar de antemano algo o a alguien para un fin determinado", por ejemplo: alguien dice: "voy a destinar cien monedas al mes para guardarlas para la educación universitaria de mi hijo", y ese es "su destino", el dinero no se toca para comer, para vestir, para viajar ni para ningún otro motivo que no sea la educación universitaria del hijo.

Así, en la caminata cristiana Dios a "destinado" a cada persona para que haga cada actividad que es necesaria hacer, o, para que viva lo que tiene que vivir. Es extraño que en la vida cecular nosotros pensemos que el "destino" juega un papel importante y que no puede ser cambiado, pero cuando hablamos de lo espiritual no queremos o no deseamos aplicarlo, cuando la Escritura es clara en mencionarlo constantemente. Es Dios quien decide el "destino" de los acontecimientos, aunque nos cueste creerlo o no querramos aceptarlo. Veremos algunos ejemplos entre hoy y mañana, si Dios así lo tienen "destinado".

Después de la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos, Pedro sale a predicar y dice: Porque para vosotros es la promesa y para vuestros hijos, y para todos aquellos que el Señor "llamare" (Hechos 2:39) en otras palabras: "Nadie que no sea llamado por el Señor, será salvo". Luego dice la escritura que: "Se añadían a la Iglesia los que habían de ser salvos" (Hechos 2:47), en otras palabras, nadie que no estuviera "destinado" a ser salvo lo iba a serlo. Dios le dijo a Ananías, ve a Pablo porque: "instrumento escogido me es éste" vea Hechos 9:15, en otras palabras, no fue Pablo el que decidió dedicarse a la predica del evangelio, fue Dios quien lo "destinó" a ello, Pablo lo que quería era matar cristianos (por ello un día dijo: lo que no quiero hago, y lo que debo de hacer no lo hago). Continuaremos.