lunes, 8 de febrero de 2010

Ministerios ocultos

No hemos conocido en el tiempo que llevamos en los caminos del Señor, alguien que verdaderamente lo ame, y que no quiera de alguna manera servirlo. Por supuesto casi todos desean un ministerio con micrófono incluido, nos explicamos... muchos desean ser líderes, pastores, profetas, maestros de la palabra, etc. Ministerios en donde estén a cargo de muchos fieles creyentes, y en donde puedan ejercer el guiar a las ovejas a los pies de Cristo desde un púlpito o un lugar visible de la congregación.

El desear un ministerio de puertas abiertas, o como ya dijimos, uno con micrófono incluido, no tiene nada de malo siempre y cuando sea para la "gloria" de Dios no para la nuestra. Pero, en la escritura encontramos varios ministerios que son de puertas cerradas u ocultos, y que son igualmente importantes. Para nosotros al menos, es tan importante un pastor que tiene tres mil ovejas a su cargo como el que tiene cien. Es tan importante un creyente que por estar lisiado, enfermo, o falto de tiempo pero que se levanta a las cuatro de la mañana a interceder por otros, o, aquellas personas que hacen obras callada la boca, pero que están pendientes de las necesidades de los hermanos, aún y cuando, éstos no sepan de dónde les viene la ayuda. Esos son "ministerios silencios" y que, para Dios, son tan valiosos como los que traen micrófono incluido.

Cómo servir no es un secreto para nadie, si lo que podemos hacer es cocinar, cocinemos para los hermanos; si lo que podemos hacer es ir y colocar y quitar las sillas el día del servicio, eso hagamos; si lo que podemos hacer es ir a limpiar la casa de una hermana enferma, viuda o muy ocupada, pues eso hagamos; si lo que podemos hacer es colaborar con dinero, comida, u otro bien, eso hagamos. Y si no pudiéramos hacer ninguna de las actividades anteriores, pues oremos por las necesidades que nos son conocidas. Siempre hay alguien que necesita dinero, trabajo, salud, paz, etc. Pidamos por ellos como si lo deseáramos para nosotros mismos. Leamos Juan capítulo 17 y veremos cómo Jesús nos indicó el camino para interceder por los amados, y aún, por los que no son todavía nuestros amados.