lunes, 30 de marzo de 2009

El misterio oculto por los siglos y las edades...

Dios Padre, en su soberana voluntad a las generaciones que vivieron antes de Cristo, no quiso revelarles o dejarles ver el "Misterio", para ellos siempre fue una "Promesa o una Profecía" el que el Cristo vendría. Esas generaciones vivieron sin entender el "Misterio del Cristo". Pero para nosotros, para los que hemos tenido el inmerecido privilegio de nacer luego del nacimiento, muerte, y resurrección de Cristo, entendemos que el "gran misterio oculto por siglos y edades" es que si tenemos a Cristo en nuestro corazón, al momento de nuestra muerte ya no vamos como destino al infierno sino tenemos la esperanza de vivir en la gloria de Dios eternamente (ver Colosenses 1:27).

Por ello el mismo Pablo nos incita en el capítulo 1, versos 12-13 con éstas palabras: "Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz, librándonos de la potestad de las tinieblas, y trasladándonos al reino de su amado Hijo". No fue difícil para Dios salvarnos, lo que es difícil para nosotros es creerlo. Nuestras oraciones deben ir encaminadas en que el Señor nos permita entender que las aflicciones, las penas, las angustias que hemos de pasar en ésta tierra son pocas, comparado con el eterno gozo que nos tiene EL preparado después de la muerte.

"Muchas moradas hay en la casa de mi Padre, sí no fuera así, YO NO OS LO DIRÍA, pero como sí es verdad, por ello me adelanto a vosotros para ir y prepararlas" Estas bellas y alentadoras palabras salieron no solamente de la boca sino también del corazón de Jesús, para animarnos a que soportemos los pequeños sufrimientos que hemos de tener en ésta vida, comparados con la gloria eterna que nos espera. Amén.