lunes, 13 de julio de 2009

Tenemos que ser diligentes.

Si uno platica con cualquier persona de las que nos rodea, casi todas dirán algún comentario acerca de la crisis económica mundial, en una u otra forma esta limitación económica nos ha alcanzado a todos. Sin embargo, los hijos de Dios estamos como estaba el pueblo judío en los tiempos de Faraón allá en Egipto hace casi 4,000 años... viendo los milagros de Dios.

El pueblo de Dios siempre ha estado en aflicción pero siempre ha visto la mano de Dios con y para con ellos. Si fue en Egipto, tenían el techo y el alimento seguro aún y cuando eran esclavos, y por si fuera poco, moraron en tierra de Gosén que era la planicie más fértil en el Delta del Nilo (Génesis 40:10); si fue en el desierto, tenían el maná y el agua de la roca por 40 años (Exodo 16:35), a pesar de que tenían las inclemencias del tiempo tan severas; si fue en la Tierra Prometida o sea en Canaán, y a pesar de que tenían que convertirse en un pueblo guerrero luego de 400 años de ser albañiles, era la tierra en donde les fluyó leche y miel, en otras palabras lo mejor de Medio Oriente (Exodo 3:17), es más, en éste verso se nos da una declaración que debiéra animarnos enormemente: "Yo te sacaré de la aflicción para llevarte a la tierra que fluye leche y miel... dice tu Dios".

Ciertamente la situación económica mundial está difícil, pero si Dios está con nosotros y nosotros estamos con Dios, El será quien nos haga habitar en lo mejor de la tierra, El será el que hará que de nuestra tierra o trabajo fluya leche y miel, y será EL quien nos saque de la aflicción. Será El y solamente El, quien nos saque de la esclavitud del pecado para darnos la libertad en una nueva tierra. A nosotros solamente nos toca ser diligentes.