sábado, 10 de abril de 2010

Honra a tu padre y a tu madre...

No sabemos si usted algún día se ha puesto a meditar en el amor tan grande que Dios tiene para con la humanidad, muy apesar, de lo pequeña que somos, de lo sucio que actuamos, y de lo desamorada que en multitud de ocasiones somos para con EL. Ciertamente meditamos en la muerte de Jesús en la cruz por nosotros, y muchos, estamos agradecidos por ello. Por eso nuestra batalla diaria contra la naturaleza pecaminosa que tenemos.

Pero, hemos meditado por ejemplo, en cómo Dios desde el principio, desde que eligió a un pueblo para que lo siguieramos, tuvo tanto amor por nosotros que aún cuando nos dió los diez mandamientos, al único que le dió una bendición fue al de honrar y respetar a los padres. Vea usted en Deuteronomio (5:7-8) por ejemplo, cómo se presenta el principal mandamiento: " No tendrás dioses ajenos delante de mí, no harás para tí escultura, ni imagen alguna de lo que está en arriba en los cielos, ni de lo que está abajo en la tierra". Pero, para el mandamiento que habla de los padres nos dice: Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, PARA que sean prolongados tus días, y PARA que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da" (Deuteronomio 5:16).

No hemos conocido en los casi 30 años de caminata cristiana que llevamos, a un creyente que honrando a su padre y a su madre, no se la haya cumplido éste mandamiento. Es más, conocemos gente impía que cumpliéndolo le va bien. Así de grande es la promesa de Dios. Aunque lo ideal es que seamos creyentes y que honrando a nuestros padres nos vaya bien. Muy aparte de respetarlos y ser obedientes a nuestros padres, una forma de honrarlos es compartir primeramente con ellos los frutos de nuestro trabajo. No es el momento ni viene al caso hablar de los famosos "diezmos y ofrendas", pero si algún mandamiento está MUY CLARO en la escritura es: "Si algún creyente o alguna creyente tiene VIUDAS (y fíjese bien que está en plural) que las mantenga, ¿Para qué? para que NO sea agravada la iglesia, a fin de que haya SUFICIENTE para las que en verdad lo son". ¿Cuáles son esas viudas en verdad? Las mayores de 60 años, que han sido respetables y que verdaderamente NO tienen familiares que las ayuden, y que hayan sido esposa de UN sólo marido" (vea 1era de Timoteo 5:9-16).