lunes, 15 de junio de 2009

A la presencia de Jehová tiembla la tierra.

Algunas personas, las pocas, gozan con los temblores, pero la gran mayoría de personas les tememos por una u otra causa, otros les tememos porque pensamos en nuestros seres queridos y en lo incapaz que somos ante la fuerza y el poder de la naturaleza. Creemos que si entendiéramos un poquito de lo que sucede cuando hay un terremoto o un temblor, no fuésemos tan temeros sino más bien razonaríamos que Dios está actuando.

Al estudiar la Palabra de Dios vemos que cada vez que Dios, Jesús o el Espíritu Santo intervienen en algunos de los asuntos del hombre, la tierra nos avisa con un moimiento telúrico sensible. Veamos: Cuando el Arca del Pacto en donde moraba la presencia de Dios llega al campamento de los israelitas en 1era. de Samuel 4:5, tiembla la tierra. El Salmo 68:8 nos dice que la tierra tiembla, a la sola presencia de Dios. Cuando Jesús murió nos narra Mateo 27:51 que tembló fuertemente y luego hubo un terremoto grande en Mateo 27:54. Cuando el Espíritu Santo visitó a los discípulos en Hechos 4:31 la tierra tembló.

Ahora bien, lo más importante y lo más impresionante de todo esto es que la Escritura nos tiene anunciado un Gran Terremoto para el final de los tiempos, nos dice Apocalipsis 16:17 que: Cuando el séptimo ángel derrame la séptima copa de la ira de Dios, va a salir una gran voz del cielo, notificando que todo ha terminado, habrá relámpagos, truenos, un temblor y un gran terremoto cual no lo ha habido desde que los hombres han estado sobre la tierra. Vemos pues que cuando la tierra tiembla o hay un terremoto, es porque Dios nos pone mucha atención, lo que tenemos que entender entonces, lejos de temerle a los temblores, es que cada vez que la tierra se conmueve por un temblor o un terremoto es porque Dios está visitándonos. Al menos eso, dice la Escritura.