martes, 6 de enero de 2009

¿Por quê no escuchamos a Dios?

En muchas ocasiones hemos pensado: "Soy muy malo, por eso Dios no escucho a Dios", "Es que a mî no me quiere como a otros", "No soy digno, por eso es que a mî no me habla como a otros". Todas esas expresiones tienen parte de verdad pero casi todo de mentira, nos explicamos: Ciertamente NADIE es bueno sobre la faz de la tierra y NADIE lo serâ (vea Romanos 3:12); Tambiên es cierto que Dios tiene sus consentidos, lo vemos en los casos tîpicos como David en el Antiguo Testamento y Pablo en el Nuevo; Y dignos de que EL nos hable, ninguno, pero tambièn nos exhorta a que: Clamemos por misericordia o por cualquier otra situaciôn y nos la darâ (ver Mateo 7:7).

Pero realmente ¿Por quê no escuchamos a Dios? ¿Serâ que en verdad no habla? o serâ que ¿Somos nosotros los que no escuchamos? Si vemos la Escritura desde el principio, comprenderemos que el problema es nuestro no de Dios. A DIOS LE GUSTA HABLARNOS, NOS CREO PARA PLATICAR CON NOSOTROS, si analizamos Gênesis 3:8 vemos que Dios "visitaba seguido a Adân y Eva" que no fue casualidad que bajara a platicar con ellos, simplemente, porque para eso los habîa creado para tener comuniôn con ellos.

Nos dice la historia que cuando Moisês le habla al pueblo para explicarles que Dios lo ha mandado para liberarlos, ellos NO ESCUCHARON POR LA CONGOJA DEL CORAZON Y POR LA DURA CERVIDUMBRE (ver Exodo 6:8-9). Eso es lo mismo que nos sucede a nosotros, estar metidos en nuestro problema ciega y egoîstamente, y el afân del dîa, son los dos motivos por los cuales no escuchamos a Dios, pero que nos habla nos habla.