sábado, 19 de septiembre de 2009

Mi casa ¿Casa de oración o cueva de ladrones?

Narran los evangelios de Mateo (21.13);de Marcos (1l:17);y de Lucas (19:46) que en una ocasión entró Jesús al Templo, y cuando vió la comercialización en que habían convertido la casa de Dios, se molestó tanto que empezó a tirar las mesas de los cambistas y a tirar las jaulas de los animales que se vendían para los sacrificios. Es más, narra el evangelio de Marcos en el verso 16 que: "No consentía en que nadie atravesase el Templo llevando utensilio alguno".

La idea de Dios de permitir un Templo en su momento, fue para poder morar en medio de SU pueblo, fue para tener COMUNICACION Y RELACION PERSONAL con su gente. Nunca el motivo de Dios fue para hacer un centro comercial metido dentro de su congregación. NO es bíblico, NO es espiritual, NO es del agrado de Dios el comercializar dentro de lo que se supone es SU casa. La casa en donde se supone que vamos a buscar o a encontrarnos con Dios, es un lugar para ir y orar, para ir y comunicarnos con EL y con los hermanos, NUNCA para ir a comercializar servicios, bienes o productos.

La pregunta del día es: ¿Si Jesús viniera el domingo y entrara a diez o quince de las congegaciones más grandes en el mundo, pensaría que SU casa, es casa de oración o que la hemos convertido en cueva de ladrones? Fue Jesús el que llamó al comercio de bienes, servicios y productos, dentro de la congregación... cueva de ladrones. El pensamiento es duro, el discernimiento de éste asunto se hace solamente con el respaldo del Espíritu Santo, pero el resultado sólamente puede ser: O hemos convertido la casa de Dios en casa de oración, o por el contrario, la hemos convertido en cueva de ladrones. Así de simple y claro.