viernes, 19 de febrero de 2010

La mentira luce mientras la verdad no reluce.

El reloj estaba por marcar las 12 del medio día (dice la escritura que era como la hora sexta, el día para los judíos iniciaba a las 6 de la mañana); Jesús tenía sed pues había caminado desde Judea hasta Samaria aunque su destino era arriba en Galilea. Pero, no pasaba por "casualidad" ya que en la vida de los creyentes "nada" pasa por casualidad sino por "causalidad" que es diferente. Pues esto significa que Dios tiene siempre un "propósito" en todo lo que hace.

Pero bien, Jesús no se apresura a sacar agua sino espera algo o a alguien, en éste caso a una mujer. Situación ya extraña, pues en esos tiempos y especialmente en esas regiones las mujeres eran venidas a menos ¿Cómo entonces? Jesús iba a charlar con una, que además era Samaritana, pueblo no bien visto entre los mismos judíos porque en el tiempo de Nehemías no habían querido colaborar con la reconstrucción del templo y la ciudad. Pero allí estaba Jesús con o por una "causalidad". La conversación inicia materialmente pero Jesús sabe transformar la situación a algo espiritual: ¡Dame de beber! ... ¡Ve, y llama a tu marido! La mujer "miente" y dice: No tengo marido. La respuesta de Jesús es capaz de destruir a la persona más dura, más cínica, o más mentirosa... ¡Bien has dicho: No tengo marido, porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido (Juan capítulo 4).

Nuestra bisabuela Sofía decía: "Mis hijos, la mentira luce mientras la verdad no reluce". En verdad durante 60 años hemos comprobado que cuando la verdad entra por la puerta, la mentira sale por la ventana (ese proverbio también era de la bisabuela). Nadie puede engañar a todos todo el tiempo. Podemos hacer las de Hitler y repetir una mentira hasta que algún incauto crea que es verdad, pero tarde o temprano, lo que va a prevalecer es la verdad. La escritura dice: No hay nada oculto que no haya de ser manifiesto (Mateo 10:26). Vivamos pues de y con la verdad... no sea que un día lo que tanto hemos hecho entrar por la puerta salga por la ventana.