miércoles, 12 de agosto de 2009

Compromiso y fidelidad.

Qué desagradable es hacer con alguien un compromiso y que éste llegue tarde, no haga todo lo que tiene que hacer, o peor aún, que no haga nada, pues uno confía en que todo va a caminar y luego le toca a uno mismo terminar lo planeado o hacerlo todo contra el tiempo. Por otro lado, qué agradable es confiar en alguien, y que ese alguien hago lo que tiene qué hacer y como lo tiene que hacer. Qué buenos resultados vemos cuando hay un compromiso y hay fidelidad a ese compromiso.

Cristo quizo dejarnos un ejemplo precioso de lo que singinican esas dos virtudes, en Juan capítulo 17 lo vemos dando lo que no nosotros denominamos: El Testamento oral de Cristo. En ese capítulo Cristo le habla al Padre, le hace ver que la obra que le dió está concluida, que el tiempo ha llegado, que está listo para regresar con EL pues la obra que le encomendó está concluída por completo (Juan 17:1). En otras palabras le está diciendo: Padre al compromiso que hicimos le fui fiel y ya está terminado. Ahora Padre, te pido que cumplas lo que a Tí te toca... A los que me diste de éste mundo... guárdalos precisamente de los peligros de éste mundo para que estén, en su momento, con nosotros por toda la eternidad (Juan 17:3).

Ahora bien, si notamos con cuidado Cristo le dice al Padre "7" veces: Los que me "diste" (verso 2); Los hombres que del mundo me "diste" (verso 6a); Tuyos eran y me los "diste" (verso 6b);
No oro por los del mundo sino por los que Tu me "diste" (verso 9); Padre, a los que Tú me has "dado" (verso 11); Guarda a los que Tu me "diste" (verso 12); y en el verso 24 dice: Padre aquellos que me has "dado"... QUIERO QUE DONDE YO ESTOY, TAMBIEN ELLOS ESTEN, y en el verso 22 acaba de decir: Padre, la gloria que has dado... YO LES HE DADO A ELLOS. El compromiso de Cristo era recibirnos de la mano del Padre, purificarnos y regresarnos a las manos del Padre para toda la eternidad, y simplemente lo hizo. Eso es un compromiso y ser fiel al mismo.