sábado, 18 de abril de 2009

Sea vuestro sí, sí y vuestro no, no.

La frase con que iniciamos éste mensaje es de Jesús y la terminó diciendo: "porque lo que es más de esto, de mal procede" (Mateo 5:37). En nuestro medio Latino tenemos un dicho que es, lamentablemente, muy cierto: "Lo que mal principia mal acaba". El creyente siempre debe luchar por caminar con la verdad, de iniciar todo proyecto con la verdad, de poner siempre todas las cartas sobre la mesa, debe tratar de no ocultar nada, pues al final el que no hace eso al único que termina engañando es a él mismo.

Si una persona se acerca a usted pidiendo un consejo pero no le cuenta lo feo del negocio que va a emprender sino sólo las ventajas, usted va a dar un mal consejo no por lo que le cuentan sino precisamente por lo que no le cuentan; si una persona se acerca a usted para pedir consejo matrimonial, pero solamente le cuenta lo que él ha sufrido pero no le cuenta lo que el otro ha sufrido, usted va a asesorar mal, guiado por una falsa compasión. Jesús nos incita a que en todo y por todo digamos la verdad, pues eso nos evita que seamos ambiguos y nos da estabilidad.

Mi abuelo materno nos enseñó que el que se dice hombre de verdad, no tiene que andar firmando papeles para dar seguridad de su palabra, su palabra era como una firma en un papel. El cuando decía no era no, y no se le podía rebatir nada, pero cuando decía sí, su sí era sí aunque él perdiera. Era un hombre como decimos en castellano chapado a la antigua, él entregó su vida al Señor tres días antes de morir. Qué diferente sería el mundo si todos los creyentes hiciéramos lo mismo, nustro sí siendo sí, y nuestro no siendo no. No habría padres "creyentes" que abandonaran a sus hijos; no habría padres "creyentes" que menos preciaran y abandonaran a sus cónyuges; no habrían hijos de "creyentes" que cometieran adulterio; no habría hijos de "creyentes" borrachos. No habría hijos de "creyentes" irresponsables y dependientes. Cuando nuestro sí, es un sí, y cuando nuestro no, es un no, cualquier construcción que formemos sobre esa base será sólida y no será de mal proceder... dijo Jesús.