lunes, 12 de abril de 2010

Como plantas crecidas y como esquinas labradas.

Salmo 144 verso 12: "Sean nuestros hijos como PLANTAS CRECIDAS en su juventud, y nuestras hijas como ESQUINAS LABRADAS como las de un palacio". ¡Qué lindo que alguien habla así de nuestros hijos! Pero, ¿de quién depende, de ellos solamamente, o de nosotros?

Proverbio 28:7: "El que GUARDA LA LEY es hijo prudunte, mas el que es compañero de glotones AVERGUENZA a su padre". ¿De quién depende que el niño guarde la ley? ¿No depende acaso del padre? Si como padres abandonamos a nuestro hijo; si como padres no corregimos a nuestro hijo; si como padres abandonamos a nuestro hijo. ¿Cómo pretendemos que el día de mañana, no nos averguenze? Proverbio 22:6: "Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo, no se apartará de él", es una promesa de Dios que si instruímos a nuestro hijo NO nos va a avergonzar en el futuro. Sus errores cometerá como cualquier humano, pero la verguenza de tener un hijo malo no nos alcanzará. ¿Cómo instruimos al niño en su camino? Pues primero, dándole el ejemplo, y luego explicándole el mandamiento de la ley.

No podemos estar tomados de una columna cayéndonos de borrachos, diciéndole a un hijo que no tome licor porque es malo. No podemos estar con el cigarrillo entre los dedos, diciéndole a nuestro hijo que fumar es dañino para la salud. No podemos robar y mentir, y decirle a un hijo que tome otro camino. La mejor escuela, la mejor enseñanza para un hijo... es acaso el ejemplo; luego leerle la ley y explicársela. Deuteronomio 6:6-10: (resumido)"Y éstas palabras (la ley) que yo te mando hoy, estarán en tu corazón... y las repetirás a tus hijos... y hablarás de ellas siempre...y las escribirás en los pórticos...cuando Jehová tu Dios te haya introducido a la tierra que te prometió" ¿Cuál es esa tierra prometida, la Iglesia? NO. Esa tierra es Jesús. Desde ese momento, hemos de cumplir esa ley o ese mandamiento. Entonces, no sólo nuestros hijos y nuestras hijas, sino nosotros también seremos como plantas crecidas en la juventud y como esquinas labradas en los palacios.