lunes, 26 de enero de 2009

Obedecer a Dios antes que a los hombres

En dos ocasiones seguidas esa fue la frase de defensa que utilizaron los discípulos cuando las altas autoridades judías querían prohibirles predicar el evangelio. Tanto en Hechos 4:19 como en 5:29 estando presentes el Sumo Sacerdote, los sacerdotes y los ancianos (vea Hechos 4:5-6 y Hechos 5:17).

¿Cómo sabían los discípulos qué era lo que quería Dios que hicieran? Porque "oraban en su presencia"; se levantaban a "platicar con Dios"; presentaban a Dios las "necesidades" de las gentes. Vea cómo es que fue sanado el cojo de nacimiento en la entrada del Templo: "El cojo pide una limosna, más Pedro le da su sanación y le explica cómo y por quién fue: Por Jesucristo de Nazaret" (vea Hechos 3:2,4 y 6; y la explicación la da en el verso 16).

¿Cómo vamos nosotros a obedecer a Dios antes que a los hombres? Haciendo lo que hacían los discípulos todos los días "a la hora de la oración", ir y "orar", pero platicando con Dios específicamente no con vanas repeticiones (vea Hechos 3:1). Y cómo vamos a recibir lo que pedimos, si lo pedimos sin egoísmos y sin motivos ocultos o equivocados. Santiago el hermano de Jesús (èste Santiago es el mismo Jacobo uno de los 6 hijos de María y José vea Mateo 13:55; Marcos 6:1-6; y Lucas 4:22), volviendo al tema Santiago o Jacobo nos dijo: "Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (vea Santiago 4:3). La clave entonces está en pedir en el nombre de Jesús, pedir lo que alguien necesita o necesitamos específicamente, pero sabiendo que obtenemos un compromiso al recibir lo pedido, para agradar a Dios y no a los hombres.