domingo, 28 de marzo de 2010

Hay que conocer el estado de las ovejas.

Muchas personas que llegan a tener una relación personal con Cristo, luego de un tiempo se emocionan tanto, que quieren involucrarse más plenamente con una obra de evangelización, de enseñanza, de servicio, etc. Pareciera que es algo que brota del corazón casi por naturaleza, pues seguir a Cristo es un verdadero placer, y situación que no tiene en absoluto algo de malo.

Sin embargo, como todo trabajo o labor en la vida, tiene sus secretos. Uno de ellos es el hecho de que la responsabilidad aquí, es extrema. No se está tratando con artículos, no se está tratando con bienes, ni tampoco con efímero dinero, se está tratando con la salud espiritual de personas cuyo destino eterno será algún día el cielo o el infierno. De tal manera que hay que prepararse y bien. Ningún enfermo se atrevería a poner su salud y su vida en manos de un mal médico, o de un aprendíz. Todos, cuando de salud se trata queremos el mejor médico que nuestro presupuesto pueda pagar. Así debemos de hacer en lo espiritual, poner nuestra vida eterna en manos de un guía que ame a Dios, que respete a Dios, que busque a Dios, que nos lleve a Dios. Un guía honesto, sincero, que no tenga ambición por los bienes materiales, un guía que como dice la escritura: "Sea diligente y conozca el estado de sus ovejas" (Proverbios 27:23).

Jesús es un claro ejemplo de ello, y quizás por ello nos dejó la enseñanza y el ejemplo de que la "manada" debe de ser pequeña. ¿Por qué? Porque así es más fácil conocer el "estado" de las ovejas, es más, así es más fácil "conocer" a las ovejas. Que lamentable que muchos líderes se jacten de la "cantidad" de ovejas que tienen, pero que no conozcan la "calidad" de esas ovejas. ¿Qué va a suceder con esas ovejas de "cantidad" el día que inicie la persecusión a los creyentes? ¿Son ovejas nacidas y "convertidas", o, son por el contrario ovejas tan sólo "convencidas" de un movimiento que hoy les da lo que desean?