lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Sabios o insensatos?

Toda la vida del hombre está expuesta a los resultados de las decisiones que toma, ciertamente hay ocasiones en las cuales las situaciones le llegan al hombre como de rebote, situaciones que no dependieron de sí mismo, pero la gran mayoría de veces es la propia voluntad del hombre que lo lleva a determinados fines.

Por ejemplo, en el libro de Deuteronomio (capítulo 28 completo) Dios le dice al pueblo de Israel qué es lo que tiene que hacer para que le vaya bien y sea prosperado, y también si hace lo contrario cómo no será bendecido. Vemos cómo, constantemente, especialmente en el libro de los jueces, el pueblo de Dios comete un círculo de hechos que lo están contínuamente llevando del abandono de Dios por malas decisiones al pecado, de éste al arrepentimiento y de éste al perdón. Vemos también cómo, años después por cometer de propia voluntad el mismo pecado, el pueblo es llevado cautivo a Babilonia por 70 años. Sin embargo, la misericordia de Dios siempre estuvo y está disponible para ayudar a aquellos que le buscan.

En el caso de nosotros los gentiles que hemos llegado a ser hijos adoptados por Dios (ver Efesios 1:5)el caso no es distinto. Las decisiones que tomamos son responsabilidad nuestra, y no podemos ir por la vida, cometiendo errores, tomando decisiones en base a suposiciones, tomando decisiones a conveniencia propia, y luego, cuando fallan tener el descaro de echarle a otros la culpa. De hacer tratar de sentir a otros culpables por lo que nosotros hicimos, dijimos o decidimos. Si alguien es justo ese es Dios, y si alguien le paga a cada quien lo que merece, también ese es Dios. Meditemos. El libro de Proverbios nos hace ver la diferencia entre una persona sabia y una insensata, vea el capítulo 1 y versos 1-8 al menos. Busquemos la sabiduría y no andaremos culpando a otros por nuestros errores.