miércoles, 13 de mayo de 2009

Mi carne es comida y mi sangre es bebida.

Hubo una ocasión en la cual Jesús les dijo a sus discípulos: "El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna", y yo le resucitaré en el día postrero" (véase Juan 6:54). Con el perdón de la grey católica explicamos que Jesús no se estaba refiriendo a la hostia (primero porque estamos en el capítulo 6 de Juan y se supone que por dogma católico ese sacrificio Jesús lo instituyó hasa en Juan 13 al 17 que es cuando realizaron la Santa Cena; y segundo, la doctrina de la "transubstanciación" en la cual se supone que la hostia se convierte en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, se creó hasta el IV Concilio de Letrán, realizado en en esa misma ciudad en 1,215 por el entonces Papa Inocencio III, y en cuyo concilio también crearon la confesión anual y la comunión anual). En otras palabras ninguno le hubiera entendido a Jesús, si se ponía a hablar de asuntos que no habían sido establecidos.

El punto es éste, que cuando Jesús nos habla de tomar la cruz y seguírle, nos está hablando de una vida no solamente téorica sino de una vida práctica, por lo que en toda la escritura podemos ver que la relación con Dios no se trata de llevar consigo una religión sino una experiencia de vida, que a su vez, genere vida en otros por el testimonio que damos. Eso fue lo que hicieron los discípulos, dejándo casas, hermanos, pueblos, negocios, etc. para ir y predicar el evangelio, no una doctrina o un dogma de fe, sino el evangelio de Jesucristo. Por ello es que el evangelio ha sido tan perseguido durante la historia, porque está en contra de religiones de romanos y troyanos. Lo que Jesús nos pide es conocerlo y seguirlo, no estar repitiendo tradiciones y costumbres, porque por eso mismo que conspiraron para matarlo los religiosos hace dos mis años.

El agua es un líquido como la sangre, y en la Biblia podemos ver claramente que estos elementos son una figura o una analogía de la Palabra de Dios, el evangelio; así como la carne es un elemento sólido y en la Biblia es una analogía de la práctica de los principios que Jesús nos dejó: Tomen su cruz y síganme, es simplemente: aprendan el evangelio y aplíquenlo a su vida. No implica comer físicamente la sangre ni la carne de nadie, y menos la de Jesús. Sé que esto es duro para muchos, pero es la verdad, una verdad que Cristo nos enseñara. Comer la carne y beber la sangre de Cristo es una vida práctica del evangelio.