miércoles, 18 de febrero de 2009

No enterremos los talentos

En la era moderna conocemos el "talento" únicamente como: una habilidad personal, como una aptitud personal, o, como una capacidad natural o adquirida para cierta actividad. Pero antiguamente no era solamente eso, el "talento" era una palabra deribada del Latín "Tálantos" que significaba "el plato de la balanza", y que se utilizaba en Grecia y en Roma especialmente. Y se utilizaba como "moneda de cambio", pero no representaba una moneda física ni un billete sino el "peso aproximado" de algo, por ello se medía pesándolo en el plato de la balanza.

Pues bien, Jesús, en la Parábola de los Talentos, se haya referido a las habilidades personales de una persona, o, se haya referido a la capacidad económica de la misma, nos dice, con respecto al que no lo usó debidamente: "Siervo malo y negligente... quitadle el talento y dadlo a quien tiene más" vea Mateo 25:26. Todos hemos sido dotados con cierto grado de "talentos", sean éstos habilidades o económicamente, y Dios nos insta a que los utilizemos y no a que los tengamos dormidos. Y nos dice claramente cuál es el motivo por el cual los dejamos dormidos: MIEDO (vea Mateo 25:25).

Por miedo, hacemos, pero generalmente dejamos de hacer actividades. Existe un Proverbio que dice: "Mucha riqueza hay en el barbecho del pobre" vea Proverbios 13:23. La palabra "barbecho" significa literalmente: "Tierra rica labrable pero que no se labra". Pero que si se labrase haría rico al que la trabajase. Eso hacemos nosotros muchas veces por MIEDO no fomentamos nuestros dones, nuestros talentos, nuestros recursos, o nuestros ahorros. Jesús recomendó que si no ìbamos a trabajar nuestro dinero, se lo diéramos a los banqueros para que ganaran interéses (no creo que fuera hoy su recomendación con lo pícaros que han demostrado ser). Pero sí creo que nos recomedaría darle algún tipo de movimiento bien supervisado por nosotros mismos. Jesús no ve con buenos ojos el enterrar los talentos o dejar que otros los entierren, por miedo.