miércoles, 25 de febrero de 2009

Dios nos perdona, pero la consecuencia hay que pagarla

Si alguna virtud de Dios nos es favorable es Su misericordia para perdonarnos todo y todos los pecados, menos uno, negar a Su Hijo (Juan 3:18). Pero debemos entender que esa misericordia NO INCLUYE el que Dios se haga de la vista gorda con las consecuencias. Desde el inicio de la creación vemos el mismo patrón: Adán desobedeció en el Edén y fue perdonado, pero tuvo que salir de allí (Génesis 3:23); Noé falló al embriagarse, pero perdió a uno de sus hijos, Cam (Génesis 9:24-25); Abraham cometió adulterio con su sierva, pero es el causante de que el final de los tiempos sea por el pleito existen entre las descendencias de sus dos hijos, Isaac e Ismael, Judíos y Arabes (Génesis 21:10).

Más adelante en la historia vemos a un David adúltero que es perdonado por Dios, pero ni sus ayunos ni sus súplicas evitaron la muerte de su hijo (Primera de Samuel 12:16), ni pudo evitar que la verguenza fuera pública pues la sentencia de Dios fue clara: "Lo que tú hiciste en privado, yo lo haré delante de Israel y a la luz del sol" (verso 12 de Primera de Samuel 12). Pablo se dedicó en su "celo" por la religiosidad, a asesinar crisitianos, Dios le perdonó pero nunca pudo quitarse el "aguijón" (Segunda de Corintios 12:7).

Ahora bien, dijimos que solamente un pecado no perdona Dios, y es el NO ACEPTAR o EL NEGAR A SU HIJO JESUSCRISTO. Isaías lo dijo así: "Engruesa el corazón de éste pueblo para que no entienda, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos y NO sea santificado" (Isaías 6:9-10), Jesús lo dijo a los religiosos en Mateo 13:14-15. Y Pablo termina de reafirmarnoslo en Hechos 28:25. Todo pecado nos es perdonado, menos el negar a Jesús el Cristo, pero eso sí, las consecuencias las tenemos que pagar.