jueves, 28 de enero de 2010

Los dos cimientos de la salvación.

Como lo hemos dicho en tantas ocasiones, siempre que dos o tres se reunen en el nombre del Señor, sale a relucir el dilema: ¿Se pierde la salvación o no se pierde? Responderemos aquí, a ello, con un diálogo que Jesús tuvo con sus apóstoles, recién terminado el Sermón del Monte.

Literalmente Jesús les dice a sus discípulos: "Cualquiera, pues, que me OYE éstas palabras, y las HACE, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca, el cuál cuando descendió la lluvia, y vinieron los ríos, y soplaron los vientos y la golpearon, la casa no cayó. Pero, cualquiera que me OYE y NO LAS HACE lo compararé a aquél hombre insensato que edificó su casa sobre arena. Pues cuando vengan las lluvias, los ríos y soplen los vientos sobre ella, GRANDE será su ruina" (Mateo 7:24-27). Los exégetas han llamado a éste pasaje de Jesús: El pasaje de los dos cimientos, es por ello que así titulamos el mensaje de hoy. El hombre está acostumbrado a dejar pasar los detalles, y dice: Bueno, allí hay un rótulo que dice que no vayamos en contra de la vía, pero no dice que no vayamos a alta velocidad, y eso hace. O, por el contrario, allí hay un rótulo que dice no vaya a exceso de velocidad pero no dice que no vaya contra la vía, y eso hace.

Con el Señor, el pan es pan y el vino es vino. Cuando Dios pone requisitos esos requisitos se deben cumplir. Si a algún genio se le hubiera ocurrido poner la sangre del cordero pascual no en los dinteles de sus puertas exteriores, sino en la puerta de adentro de la cocina durante el éxodo, la muerte igual hubiera pasado cuchillo por la garganta de su primogénito. Cuando el Señor dice a derecha, es a derecha; cuando el Señor dice a izquierda, es a izquierda; cuando el Señor dice ahora, es ahora no después; cuando el Señor dice: El que OYE y HACE éstas palabras, quiere decir que si usted encuentra a alguien que OYE y REPITE esas palabras pero no las hace, oiga bien, usted NO, NO Y NO está delante de un creyente. El requisito es OÍR Y HACER (Mateo 7:21). Quizás ahora entendamos por qué muchos han caminado con la iglesia, hacen milagros, profetizan, han servido a otros, pero NO son salvos todavía, parecían salvos pero no lo son. Para Jesús no existe el término CAIDO de la gracia, simplemente o se es un creyente o se es un impío. Para Jesús los salvos cometen faltas, esas mismas faltas en los impíos para Jesús son pecados (Proverbios 24:16 entre otros).